¿Cómo comenzamos a hacer filosofía sobre un tema cualquiera? No quiero decir a pensar sobre el tema, o a hacer algunas preguntas ociosas, ni siquiera a educarse sobre el tema. Quiero decir filosofía. Esto es, usar el pensamiento correcto para llegar a la verdad de un asunto y tratar de entenderla. Lo primero que podemos hacer es revisar la literatura, pero hay temas para los que hay poco o nada por dónde empezar. Entonces, lo que debe hacer el filósofo (que puede ser cualquiera de nosotros) es comenzar por definir claramente sus términos. Pero resulta que esto no es tarea fácil más que en unos pocos casos, y mucha filosofía es básicamente el estudio de las definiciones de lo que quisiéramos estudiar. Aquí nos dedicaremos a un ejemplo de ello.
Alguna vez se ha preguntado, ¿qué queremos decir cuando decimos que algo “es una mamada”[1]? Por ejemplo, considere la diferencia entre los siguientes dos enunciados:
· Fulanita se la mamó a Sutanito. · Fulanita es una mamona.
Está bien, esa fue fácil. Pongamos algo un nivel más arriba:
· Perenganito es un mamón.
· Perenganito dice puras mamadas.
¿Realmente son lo mismo? Esto es, ¿puede alguien ser un mamón sin necesariamente decir puras mamadas? ¿Empieza a ver cómo se complica el asunto? En algunos casos los múltiples significados que pudiera tener nuestra cuestión a estudiar pueden combinarse, resultando en construcciones interesantes, tales como:
· Eso del sexo oral son puras mamadas. · Fulanito de veras que se la mamó.
¡La diversión es interminable! Pero volvamos a asuntos serios. Como buenos filósofos, podemos empezar por acotar nuestra búsqueda y descartar los casos más elementales para enfocarnos en los más merecedores de nuestra atención. De estos, podemos simplificar aún más y tomar solamente uno a la vez, con la idea de no abrumarnos ni confundirnos. Por lo tanto, descartaremos por ahora el asunto de la felación (no por aburrido, sino por fácil de entender y, sobre todo, de imaginar) y nos enfocaremos en qué significa la instancia figurativa del verbo mamar.
Como punto de partida recurrí, tal vez ingenuamente, a buscar la expresión en algún lugar obvio. Me encontré con esto en www.wordreference.com:
mamado,da: 1. adj. col. Borracho, bebido.
2. f. Acción de mamar.
3. Cantidad de leche que se mama de una vez.
4. vulg. Felación, succión del órgano sexual masculino.
5. amer. vulg. Borrachera, curda.
Nada interesante por aquí, aparte de la variedad del término según la latitud de Latinoamérica que se tome en cuenta. Pero además el sitio tiene un enlace a la definición de la RAE:
mamado, da. (Del part. de mamar).
1. adj. vulg. Ebrio, borracho.
2. adj. coloq. Col. Fatigado por un esfuerzo físico o intelectual intenso.
3. f. Cantidad de leche que mama la criatura cada vez que se pone al pecho.
4. f. coloq. Acción de mamar.
5. f. vulg. Arg., Bol., Nic., Par. y Ur. borrachera (efecto de emborracharse).
6. f. Méx. despropósito.
¡Así que sí hay algo más! Pero “despropósito” difícilmente es lo que nos evocan las frases en los ejemplos anteriores. El siguiente paso que di fue considerar una traducción aproximada del concepto en otro idioma. Lo mejor que se me ocurrió fue el inglés bullshit (lo siento, no sé muchos idiomas), que queda bien con varios de los casos que vimos anteriormente. Imagine mi sorpresa cuando escudriñé la literatura y me topé con que había un filósofo profesional que ya había dedicado un ensayo erudito a esa cuestión: me refiero a On Bullshit, de Harry Frankfut (2005).
El resto de nuestro tiempo lo dedicaremos a explorar el sentido en el que bullshit y mamadas son más parecidos. Para esto, daremos un vistazo a manera de reseña de lo que trata Frankfurt en su ensayo. Los otros sentidos y sus combinaciones se dejan como ejercicio al lector.
El propósito explícito del autor en su tratado es (mi traducción): No tenemos un entendimiento claro de qué son las mamadas, por qué hay tantas de ellas o cuáles son sus funciones… Mi propósito es simplemente dar una idea burda de qué es una mamada y qué no lo es (…) [quiero] articular la estructura del concepto.
Después de su propia búsqueda en literatura de referencia básica, Frankfurt llega al concepto antiguo de humbug, que pudiéramos traducir burdamente como “patrañas”. La fuente que cita define las patrañas del siguiente modo:
Distorsión engañosa, que se queda corta de la mentira, especialmente por obra o palabra pretenciosa, de los pensamientos, sentimientos o actitudes de uno.
Distorsión engañosa: esto puede sonar redundante, pero la palabra engaño es indicadora de un conocimiento de la verdad o, al menos, de que lo que se comunica no es cierto. Esto implica que el que dice patrañas lo hace deliberadamente.
Se queda corta de la mentira: esto es sumamente interesante. Pareciera haber una clase de espectro a lo largo del cual las mamadas se encuentran poco antes de las mentiras. Por ejemplo, cuando un político da su informe de actividades siempre menciona una larga serie de hitos y números: se construyeron tantos kilómetros de carreteras, se pusieron tantos pisos firmes en casas, se habilitaron no sé cuántas redes sanitarias, se capturaron a docenas de mafiosos, etcétera. Y sin embargo, los oyentes (al menos aquí en México) no podemos evitar pensar: eso son puras mamadas. Y es que no estamos dudando de la veracidad de lo que el político está diciendo, sino de su intención al decirlo, ya que intenta proyectar una imagen del país que es distinta de lo que todos entendemos que está pasando. Hay una distorsión deliberada, pero no es sobre los hechos que relata el funcionario.
Especialmente por obra o palabra pretenciosa: primero, hay que notar que las mamadas pueden ocurrir en forma de acciones y no solo palabras (piense en ciertas celebraciones de deportistas, por ejemplo). El calificativo “especialmente” nos indica que lo pretencioso no es una característica indispensable.
Distorsión… de los pensamientos, sentimientos o actitudes de uno: Esta observación de que el perpetrador de una mamada se distorsiona a sí mismo emana cuestiones vitales. El mamón, para ser realmente mamón, tiene que estar consciente de que está mamando. Entonces, volviendo al ejemplo anterior del político mexicano dando su informe, él (o ella) sabe que las cifras que está dando son mamadas. Pero da una representación falsa de esto al pronunciar su informe como si realmente creyera que no hay nada más qué decir aparte de lo que tiene en las hojas que está leyendo. Entonces, el mamón no solo está distorsionando la realidad, sino que está distorsionando lo que él mismo cree acerca de ella.
La coyuntura mexicana está repleta de situaciones que cumplen con los casos anteriores. Pensemos por un momento en el despido de la periodista Carmen Aristegui por parte de la emisora de radio MVS. Supuestamente, la “terminación de la relación laboral” (una frase mamona ejemplar) que citan los directivos de MVS se dio por un abuso de la marca y nombre de MVS por parte de Aristegui un par de semanas antes. El uso de argumentos legaloides por parte MVS es un mero pretexto que ni siquiera ellos creen, y todo mundo lo sabe. La terminación de Aristegui se dio por una serie de reportajes que pegaron duro al gobierno federal y al partido de éste en los últimos años, y todo mundo lo sabe. Recurrir a argumentos legaloides sobre derechos de autor es, entonces, una representación falsa de lo que realmente ocurrió y, aunque pudieran ser técnicamente correctos (no lo son, por cierto) son claramente puras mamadas.
Pero sigamos adelante. Frankfurt no queda satisfecho con lo anterior, aunque lo considera un paso en la dirección correcta. Comenta que inclusive los objetos pueden ser mamadas. Los instrumentos hechos descuidadamente, desde un bolígrafo hasta un auto, pueden ser una mamada; más específicamente, él los describe simplemente como shit. Y también hay circunstancias en el hablar mexicano en que las mamadas y la mierda son intercambiables. Consideremos, por ejemplo:
· Este coche es una mamada. · Este coche es una mierda.
¿Hay realmente mucha diferencia entre las dos? Y es que la mierda es algo que no es diseñado ni construido. Pudiera tener una forma más o menos definida (o a veces no) pero definitivamente no es elaborada. Pero, dice Frankfurt, hay casos en los que las mamadas son ciertamente diseñadas, hasta el punto de involucrar cierto esmero (alguien tiene que escribir los discursos de los políticos, después de todo). Mientras tanto, la mierda es meramente excretada. Cito:
Los ámbitos de la publicidad y de las relaciones públicas, y del hoy en día muy cercano ámbito de la política, están repletas con instancias de mamadas tan absolutas que pueden servir como los paradigmas más indisputables y clásicos del concepto. Y en estos ámbitos hay artesanos exquisitamente sofisticados que, con la ayuda de las avanzadas y exigentes técnicas de estudios de mercado, de sondeos públicos, de pruebas psicológicas y más, se dedican incansablemente a emitir cada palabra e imagen que producen exactamente bien.
Pero hay algo más qué decir sobre este punto: por más estudioso y concienzudo que sea el proceder engañoso del mamón, detrás de todo ello hay un objetivo. Se está tratando de salir con la suya. Después de una ilustradora anécdota sobre Wittgenstein (maestro absoluto de la filosofía del lenguaje y de identificar cuándo se usa solo para mamar), Frankfurt llega a la que es quizá la característica principal del mamón, que por fin hace cuadrar el concepto intuitivo con el filosófico: no es solamente un distanciamiento de la representación fiel de la verdad lo que caracteriza al mamón, sino el hecho de que ni siquiera está intentando. El mentiroso, al menos, sabe cuál es la verdad y al tratar deliberadamente de encubrirla le rinde cierto reconocimiento. No es así para el que emite mamadas, pues son emitidas meramente por mamar; si coinciden o no con la realidad es un asunto meramente secundario.
…para inventar una mentira efectiva, se debe diseñar la falsedad bajo la guía de la verdad. Por otro lado, una persona que solamente está mamando tiene mucha más libertad. Su enfoque es panorámico en vez de particular.
Volviendo un momento al término bullshit y a su relación con el simple shit, Frankfurt reflexiona de la siguiente manera:
El excremento puede ser considerado como el cadáver del nutriente, lo que queda cuando los elementos vitales del alimento han sido agotados. En este sentido, el excremento es una representación de la muerte que nosotros mismos producimos y que, ciertamente, no podemos evitar producir en el proceso de mantener nuestras vidas. Quizá sea por este hacer de muerte tan íntimo que la mierda nos parece tan repulsiva. En cualquier caso, no puede servir a los propósitos de la manutención, igual que las mamadas no sirven a los de la comunicación. […]La esencia de las mamadas no es que sean falsas, sino que son artificiales.
Ya para concluir, notamos que el mamón no rechaza la autoridad de la verdad para oponerse a ella, como lo hace el mentiroso. El mamón ignora la verdad por completo. Es por virtud de esto que es un mayor enemigo de la verdad que el mentiroso. Además, las mamadas son inevitables siempre que las circunstancias requieran que alguien hable de algo sobre lo que no sabe (recordemos el ejemplo de los políticos, o quizá de ciertas estrellas de la farándula o el deporte).
Como vimos al inicio, el concepto de mamada es muy amplio y flexible. Sin embargo, puede sacársele jugo filosófico con tan solo discurrir sobre qué es lo que queremos decir cuando sentenciamos: eso es una mamada. Puede ser el marcaje de un árbitro en un deporte, o el discurso y actuar de un político, o la trama de una película. Las mamadas están por todos lados. Haríamos bien en entenderlas mejor.
Más:
Ensayo original de Harry Frankfurt :
http://www.stoa.org.uk/topics/bullshit/pdf/on-bullshit.pdf
Proceso sobre el caso Aristegui-MVS:
http://hemeroteca.proceso.com.mx/?page_id=398512
http://hemeroteca.proceso.com.mx/?page_id=399116
[1] La discusión será familiar para nativos de México pero, si usted es de otro país de habla hispana, y si sobre todo si conoce bien el idioma inglés, pronto aprenderá a qué nos referimos precisamente.
Actualización 1 de junio de 2016: el mismísimo Frankfurt en video:
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