A Fulanita solo le dieron el premio por ser mujer. Sutanito solo ganó el concurso porque es hijo de Perengano. El equipo ABC solo ganó porque los árbitros están comprados. El artista X solo es famoso porque se fusiló a Y. Stephen Hawking solo es mercadotecnia.
No entiendo a la gente que piensa así. Quizá sea un mecanismo de defensa ante su propia mediocridad o envidia. Si tan solo estuviera en silla de ruedas, parecen decir, la gente comprendería que soy un genio. Si tan solo Hawking no hubiera tenido una enfermedad discapacitante, la gente entendería que fue mediocre o meramente bueno. Mucha de esta gente la veo y escucho entre supuestos escépticos, divulgadores de ciencia e inclusive físicos. Sus críticas hipster tienen un denominador común: ninguno se dedica a la cosmología ni a los agujeros negros, ni siquiera a nivel divulgativo.
Cuando me enteré de la noticia de su muerte este martes, revisé las reacciones de los investigadores que sigo y que sí trabajaron con él o usan su trabajo. Lo primero que vi fue una breve entrada de Sabine Hossenfelder, enumerando los resultados destacados de Hawking y cómo influyeron en ella. Luego vi el comentario de Scott Aaronson y seguí sus enlaces a los obituarios escritos por Roger Penrose y John Preskill. En Youtube encontré un video del canal Sixty Symbols (lo incluyo más abajo) sobre los logros de Hawking y algunas anécdotas divertidas. Más tarde me encontré con un artículo que Sean Carroll había preparado la última vez que Hawking estuvo a punto de morir, y eso me llevó a otros dos artículos por el mismo Carroll y la periodista Amanda Gefter, a quien yo no conocía. Este último artículo me gustó sobre todo porque explica cómo es que a Stephen Hawking no se le valoró lo suficiente y comienza literalmente con
Debo hacer una confesión. Por mucho tiempo—años, en verdad—pensé que Stephen Hawking estaba sobrevalorado.
Si leen en inglés les recomendaría que pasen a esos artículos de una vez o que se brinquen al final de éste texto a las referencias. Para los escépticos hipsters que pudieran seguir leyendo, les planteo lo siguiente:
Si un científico realmente brillante sí cayera enfermo con esclerosis lateral amiotrófica y a pesar de eso lograra seguir adelante por décadas contra todos los pronósticos para producir trabajo genial, ¿cómo se vería? ¿Cómo sería distinto eso a lo que tuvimos con Hawking?
Breve Historia del Tiempo es de 1989, pero Hawking ya era reconocido en la física desde 20 años antes, entre otras cosas por demostrar que 1) los agujeros negros emiten radiación y tienen temperatura; 2) los agujeros negros deben evaporarse lentamente a medida que emiten la radiación del punto anterior; 3) las singularidades en un espaciotiempo clásico con presencia de masa son auténticas (no son solo artefactos matemáticos) e inevitables, ya se trate de agujeros negros o universos completos; y 4) el área del horizonte de eventos de un agujero negro clásico siempre debe aumentar, aunque se le logre extraer trabajo. Cualquiera de estos logros por sí solo hubiera convertido en una eminencia a un físico sin silla de ruedas. Múltiples resultados de esa calidad ya se han logrado antes por una sola persona, y muchas veces: Einstein, Fermi, Dirac, Feynman, Bethe, von Neumann, Dyson, Weinberg, Witten, Wilson, DeWitt, Wheeler, Maldacena... Pero mágicamente, cuando una misma persona que sí está en silla de ruedas los logra, es solo mercadotecnia. Por favor.
Piensen lo que están diciendo. ¿Cuántos colegas, alumnos y rivales de Hawking tuvieron que conspirar para mantener en secreto que realmente no era tan bueno y que todo era solamente una maquiavélica estrategia para vender libros de cosmología? ¿Cuántos artículos se tuvieron que publicar en los que Hawking meramente prestó su nombre sin que quienes 'realmente' hicieron el trabajo no protestaran, y a cambio de qué? (Abajo incluyo un enlace a una lista de sus artículos, para que los revisen y me digan cuáles no pasan su criterio clarividente.) ¿Cómo pueden reírse de los negacionistas de cambio climático y tierraplanistas y al mismo tiempo creer semejantes estupideces?
En fin. No sé cuanto tiempo estén disponibles, pero pueden echarle una hojeada a todos los artículos de Hawking publicados en Physical Review. No deben tardarse mucho, son solo 55. O pueden revisar su artículo en Nature de 1974, es cortito y elegante. Una lista exhaustiva de sus publicaciones está en su sitio también. Yo tengo PDFs de muchos de esos artículos, si no estuvieran disponibles de forma gratuita se los puedo hacer llegar.
El libro clásico (que se sigue citando en artículos hoy) que escribió con Ellis está disponible en PDF también (legal y gratuito): The Large Scale Structure of Spacetime (1973).
De Sixty Symbols: ¿Por qué es gran cosa Stephen Hawking?
"Bienvenida al Infierno de la Ciencia, profesora. Éste es Toño, una vez vio un video en Internet sobre su especialidad y pasará la eternidad explicándoselo."
Actualización, 5 de marzo 2018: Agregué algunos comentarios sobre cómo salió la plática al final de este artículo e hice algunas correcciones de dedo y estilo en el texto principal.
El ateísmo no es una filosofía; ni siquiera es una visión del mundo. Es simplemente un rechazo a negar lo obvio. Desafortunadamente, vivimos en un mundo en el que lo obvio es ignorado por cuestión de principio. Lo obvio debe ser observado, re-observado y argumentado. Este es un trabajo malagradecido. Lleva consigo un aura de irritabilidad e insensibilidad. Es, sobre todo, un trabajo que el ateo no quiere.
Lo que sigue es la versión escrita de mi plática Ateísmo: Justo y Necesario, presentada el viernes 2 de marzo de 2018 en el Instituto de Astronomía y Meteorología de la Universidad de Guadalajara. En este caso escribí el artículo antes de hacer las diapositivas de la presentación, a modo de un guión para la plática. Supongo que al momento de exponer se me ocurrirán cosas que no se me ocurrirán ahora al escribir, pero no descarto hacer cambios después o inclusive actualizar el texto para incluir las preguntas que me hagan al final de la plática (y mis respuestas). Todas las imágenes se pueden agrandar haciendo clic.
* * *
Pre-Introducción
El año pasado le tomé la palabra a Alejandro Márquez, organizador de las pláticas, y aproveché la oportunidad de hablar de un tema que a mí me parecía importante y fácil de exponer. No he hecho un sondeo exhaustivo de la reacción a la plática aparte de recibir unos pocos comentarios muy halagadores de gente que no veía desde hace años, y otros tantos descalificándome por no ser la persona adecuada para hablar del tema o algo así (claro, esos fueron a mis espaldas). No sé si alguien abordó los argumentos que presenté pero, si lo hicieron, fue a mis espaldas también. En fin. Presenté argumentos lo mejor que pude y están disponibles para revisarse cuando quieran en una versión que hice por escrito de la plática, con todas las imágenes y referencias a un clic, así que ustedes mismos pueden ver mis posiciones y evaluarlas en base a sus méritos, como hizo el siguiente compañero:
Reacción de un amable escucha de mi plática sobre Ciencia y Religión (13/01/2016)
La incompatibilidad entre ciencia y religión fue algo fácil; solamente hubo que revisar las definiciones de cada una y comparar, luego revisar los argumentos a favor de la compatibilidad y demostrar por qué estaban mal. A diferencia del año pasado, esta ocasión quiero hacer algo más constructivo, aunque la mayor parte de la plática parecerá lo contrario. Lo pienso como si fuera la construcción de un edificio: primero hay que quitar escombro, escarbar, emparejar y poner los cimientos antes de realmente construir. Hubo momentos en los que pensé que me había metido en un problema al escoger el tema de esta ocasión, y pasé varias semanas de ansiedad y falsos intentos de componer la plática, borrando y empezando de nuevo varias veces. A fin de cuentas quedé satisfecho con el resultado, pero no fue sin sufrimiento.
Yo, preparando esta plática.
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Introducción
"Creo en el Karma. Eso significa que puedo hacerle cosas malas a la gente y suponer que se lo merecen."
Los creyentes de diversas religiones no creen en ellas porque consideran que éstas les proveen una buena teoría de química, cosmología o biología. Tampoco creen en ellas porque estando indecisos un día tomaron un libro de teología y quedaron convencidos por los argumentos presentados ahí. Las razones para creer son emocionales, familiares, culturales, psicológicas… de todo, excepto una cuidadosa consideración de la evidencia. Cuando uno pregunta a un creyente por qué cree, los “argumentos” que presenta son racionalizaciones, no razonamientos. Lo que más valoran los creyentes de sus religiones son la comunidad, el propósito o significado que obtienen para sus vidas, el sentido de pertenencia en y continuación de una comunidad o tradición, esperanza para lo que pudiera haber después de la vida (o añoranza de lo que hubo antes, en algunos casos) o en ocasiones una “explicación” para un evento impactante en sus vidas.
Esto pareciera a primera vista mantenerse a distancia de los descubrimientos y explicaciones que aportan las ciencias “duras”, pues éstas supuestamente se preocupan por describir lo que es, mas no lo que debería o pudiera ser. Sin embargo, hay creencias religiosas específicas que, de ser ciertas, deberían verse respaldadas de algún modo por observaciones en el mundo físico que estudian las ciencias. De hecho, este es el punto de vista de la teología natural, que busca encontrar evidencia de Dios en la naturaleza, tal que incluso un no-creyente estaría de acuerdo que esa evidencia realmente está ahí, y que la mejor explicación para ella es un dios con las características que el teólogo propone.
Entonces, lo que quiero hacer es un recuento panorámico de la ciencia que sí se cruza en el camino de lo sobrenatural y, específicamente, lo divino. No pretendo que esta sea una exposición exhaustiva de la no-existencia de Dios, aunque necesariamente tocaré algunos de esos argumentos tangencialmente. Sí quiero dar una idea general de qué tiene que ver la ciencia con la cuestión de la existencia de Dios, para motivar a la exploración más profunda del tema.
Definiciones
No se puede hablar claro sin definiciones y generalizaciones, y éstas son las que estaré usando de aquí en adelante:
Ciencia (RAE): conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente.
Otra definición expandida que propongo a modo de un “tip” es ésta: la ciencia es pensamiento crítico anclado a la evidencia. Esta definición tiene la bondad de capturar no solamente a las ciencias “duras” que ya todos conocemos, sino también a otras disciplinas que no son tradicionalmente conocidas como ciencias pero que aspiran a obtener conocimiento confiable para poder entender al mundo. En vez de hablar de “diferentes tipos de conocimiento” propongo pensar en lo que es conocimiento, lo que no, y ya. El pensamiento crítico anclado a la evidencia describe a las ciencias duras, pero también a la historia, la psicología, la sociología, la economía y otras disciplinas que procuran usar los mejores métodos para argumentar y documentar lo que saben y no saben (su estado de avance o éxito es otra cuestión que no alcanzaré a discutir aquí). No hay "distintas formas de saber", solamente está el saber y el no saber. Necesariamente, esto resulta en que hay cosas que no son conocimiento, aunque eso no necesariamente les quita valor (por ejemplo, las artes).
El pensamiento crítico consta de dos partes: un conjunto de habilidades y una actitud o disposición a aplicarlas judiciosamente. Las habilidades son la parte fácil: consisten en saber cómo armar un buen argumento y cómo reconocer uno malo. La parte difícil es ser consistente en la aplicación de estas habilidades a temas o personas que valoramos mucho, como nuestras familias, culturas, y nosotros mismos. (Para más sobre pensamiento crítico, ver por ejemplo a Boghossian, Peter: A Manual For Creating Atheists (2012) y otro artículo mío también.)
Cuando digo que el pensamiento crítico está “anclado” a la evidencia me refiero a que se razona a partir de, a través de, o para llegar a, la evidencia. Uno busca entenderla, predecirla o inclusive refutarla, pero a fin de cuentas en algún punto se debe tocar la tierra firme de la realidad, aunque sea para decir que la realidad es otra.
Evidencia, otra vez según la definición de la RAE tiene dos partes: 1) certeza clara y manifiesta de lo que no se puede dudar; 2) prueba determinante en un proceso. El sentido que estaré usando es más bien el segundo, agregando que no toda la evidencia es igual de buena. Por ejemplo, en una disputa de paternidad una sola prueba de ADN es más contundente que cualquier testimonio.
Por último, en lo que sigue estaré tratando con un teísmo mínimo que se ajusta a la definición propuesta por teólogos como Richard Swinburne: hay un solo dios, que es una persona incorpórea (un espíritu), que es eterno, perfectamente libre, omnisciente, omnipotente, perfectamente bueno y que creó y sostiene todo aparte de sí mismo (Swinburne, Richard. The Existence of God, Oxford, 2004). El ateísmo, sin abundar en más complicaciones, es no creerle al teísmo.
Cómo Procede la Ciencia
En general, la ciencia avanza por un proceso de eliminación. Las ideas que tienen poder predictivo y explicativo sobreviven y las que no son descartadas. En el camino además se acumulan observaciones empíricas como la masa del electrón, la descripción de reacciones entre ciertos reactivos, los genomas de organismos, la existencia y temperatura de la radiación cósmica de fondo, dinosaurios, etcétera. Una vez que estos hechos empíricos—la evidencia—son observados y confirmados permanecen prácticamente para siempre.
Proyección a dos dimensiones de la radiación cósmica de fondo.
Lo que sí cambia con el tiempo son las explicaciones (o sea, las teorías) con las que entendemos e integramos esos datos en una visión coherente. Cuando nos encontramos con evidencia que no embona bien en una teoría, nos vemos obligados a revisarla y, de ser necesario, proponer una nueva. Ojo que aunque la teoría cambie, la evidencia sigue siendo la misma. Por ejemplo, a los planetas les vale si describimos sus órbitas en términos aristotélicos, newtonianos o relativistas—ellos siguen moviéndose igual.
La precesión de la órbita de Mercurio es fácil de explicar con Relatividad pero no con Mecánica Newtoniana.
Después de algunos cientos de años de práctica, la ciencia ha aprendido la lección de que los humanos no somos suficientemente inteligentes para entender al mundo solamente pensando. Debemos salir al mundo y comparar lo que pensamos con lo que realmente hay (hacer experimentos) y estar atentos a los sesgos conscientes o inconscientes que tenemos. Por esto, la ciencia ha implementado mecanismos de control de calidad que, si bien no son perfectos, a la larga resultan en aproximaciones cada vez mejores de lo que “realmente” hay allá afuera. Ha habido varias ocasiones en la historia en las que los científicos estuvieron confiados de estar próximos a terminar de descubrir y entender todo para luego toparse con que estaban muy, muy lejos de ello. Por esto, se ha llegado en la ciencia a una regla general de abstenerse de hablar de tener la Verdad o la Realidad, así con mayúscula, en favor de simplemente discutir lo más probable o lo que funciona mejor.
Sin embargo, por más pequeño que pudiéramos considerar el total del conocimiento absolutamente sólido que haya acumulado la ciencia, la cantidad de datos empíricos que la ciencia sí ha descubierto y las teorías que sí ha descartado ya son más que suficientes para hablar sin rodeos sobre muchas cosas, entre las cuales se encuentra lo sobrenatural.
Naturalismo vs. Dualismo
En las ciencias “duras”, el debate sobre lo natural y sobrenatural ya se terminó: el naturalismoganó. Acudan a un congreso de física, química, biología, medicina o neurociencia y notarán que nadie menciona para nada a ningún dios ni espíritu mas que metafóricamente, si acaso. Esto no es una casualidad, y no se debe a que los científicos hayan evitado el tema o se dediquen “solamente” a explorar el mundo natural (esto es conocido entre algunos apologistas creyentes como “naturalismo metodológico”, que es la exclusión en la ciencia de las explicaciones sobrenaturales en principio). Se debe a que sí se han estudiado las alternativas sobrenaturales, encontrándose que son incoherentes y/o fácilmente refutadas.
Un breve ejercicio mental: 1) piensen en una explicación natural para algún fenómeno y que haya sido reemplazada por otra explicación, también natural, pero mejor. Con un poco de esfuerzo se les ocurrirá algo (ya mencioné la trayectoria de mecánica aristotélica \(\rightarrow\) newtoniana \(\rightarrow\) relativista, por ejemplo. Otro ejemplo es la biología de Lamarck cediendo ante la de Darwin). 2) Ahora, piensen en una explicación natural que haya sido reemplazada por una explicación sobrenatural mejor (no pueden). 3) Finalmente, antes de que siquiera termine de describir el siguiente paso ya pensaron en uno o varios casos de explicaciones sobrenaturales reemplazadas por otras naturales. Y notarán que una vez hecho este cambio, nunca se regresa.
No hace falta usar lo más reciente o sofisticado en la ciencia para ilustrar este punto. Tomemos al dualismo cartesiano, por ejemplo, según el cuál hay una separación entre lo físico y lo no-físico, digamos entre el cuerpo y el alma o, si prefieren, entre el cuerpo y la mente. Esta visión inmediatamente se encuentra con un problema básico: ¿cómo puede lo no-físico interactuar con lo físico? Por ejemplo, cuando describimos los movimientos de nuestro cuerpo en términos de fuerzas, momentos y masas, o el funcionamiento del cerebro según impulsos eléctricos y conexiones neuronales, ¿qué hace falta en nuestra descripción para incluir el efecto “mágico” de la mente sobre estos? ¿En cuál ecuación voy a poner al alma, pues? Cuando logramos resultados experimentales espectacularmente precisos en cuanto a la correspondencia de lo medido con lo calculado “en teoría”, y cuando esa teoría no incluye nada sobrenatural, ¿qué podemos concluir sobre su existencia?
Cuando se afirma que existen cosas sobrenaturales que interactúan con, o inclusive dirigen a las naturales, se está haciendo la declaración implícita de que la física, química, biología etc. que conocemos está mal o al menos incompleta. En cierto sentido esa última parte ya la sabíamos (por eso gente como yo tiene chamba todavía) pero el problema para lo sobrenatural no es solamente que depende para su supervivencia de refugiarse en lo que no sabemos, que es cada vez menos—es que lo que sí sabemos, por poco que pudiera ser, ya es más que suficiente para descartarlo. Por ejemplo, sabemos que la mente es una función del cerebro. Dañamos al cerebro y dañamos la mente. Alteramos al cerebro con ciertas sustancias y alteramos también a la mente. Si no, ¿cómo creen que funciona la anestesia?
Es sólo una película.
El dualismo se enfrenta también al problema de que multiplica las entidades lógicas innecesariamente. Sin el dualismo, tenemos un mundo físico que es extenso y complicado de entender, y habrá cosas que no podremos explicar tan fácilmente—tal vez nunca, inclusive. Con el dualismo tenemos lo mismo, y además una serie de entidades adicionales (dioses, espíritus, vibras o como les quieran llamar) que no ayudan a comprender al mundo físico, y que traen sus propios problemas y misterios. Por ejemplo, ¿hay física para los espíritus? ¿Puede un espíritu empujar a otro, por ejemplo? ¿Hay algún principio de conservación del momento para la ectoplasma? Si cuando la gente muere se va al cielo, ¿a qué distancia está? ¿Qué trabajo está haciendo el verbo “ir” en “ir al cielo” entonces? Si no hay una distancia como en el caso de un “lugar” físico, ¿qué sentido tiene hablar de alguien que “está” en un lugar que no es un lugar? ¿Qué significa que un ser no-físico como el alma “vaya” a un “lugar” al que no se puede ir, ni es un lugar? Si “ir al cielo” es una metáfora para lo que realmente sucede, ¿qué es lo que realmente sucede? Y si saben qué es lo que realmente sucede, ¿por qué no nos dicen? ¿Qué clase de “explicación” es ésta y qué ganamos con ella?
Aún hay más. Por ejemplo, la idea de libre albedrío que tiene mucha gente y que es vital para la teología depende crucialmente del dualismo. Si el dualismo es falso, como todo experimento hecho en la historia de la ciencia demuestra, entonces ese libre albedrío dualista no existe. Inclusive entre ateos la cuestión de si existe el libre albedrío o no es contenciosa, pero están de acuerdo en que el libre albedrío “mágico” producto del dualismo, según el cuál nuestras decisiones mágicamente están exentas de las leyes de la física, no existe—porque nuestros cerebros son objetos físicos. Los debates entre ateos suelen centrarse alrededor de la importancia o no de procesos cuánticos o al menos aleatorios al nivel cerebral, pero casi siempre los argumentos a favor son solamente juegos de palabras y, crucialmente, suelen ser argumentos desde la ignorancia.
Quien encuentre el libre albedrío por aquí, favor de pasar por su premio Nobel.
En forma más compacta.
Toda esta evidencia se puede extrapolar a dios mismo, por ejemplo cuando alguien dice que intervino para ayudar con algo como ganar un concurso. Gane quien gane, pierda quien pierda, los creyentes siempre se lo atribuyen a la voluntad de dios. Dejando de lado las razones por las que dios se pudiera inclinar a beneficiar a una persona u otra, ¿cómo podríamos distinguir un concurso donde dios influyó el resultado de uno en el que no? ¿Cómo puede distinguirse entre algo que existe pero no se manifiesta nunca, y algo que simplemente no existe? Cuando se hacen estudios serios como el de Benson en 2006, en el que gente en una condición médica seria recibe oraciones por su mejoría, y cuando los resultados son negativos (no hay diferencia entre los pacientes que reciben oración y los que no), ¿cómo debemos interpretar ese resultado? Es un ejemplo claro de un agente sobrenatural que se pone a prueba y no la supera. Dejando de lado por el momento qué nos dice esto de las cualidades teístas comúnmente atribuidas a dios, volvemos a la pregunta: ¿cómo distinguir entre lo indetectable y lo inexistente?
Nuestro universo observable tiene, hasta donde sabemos ahora, no menos de 7x10²² estrellas, repartidas en unos 100 mil millones de galaxias. Nuestra propia galaxia tiene alrededor de 100 millones de estrellas, de las cuales el Sol es relativamente mediana y en una posición media, con respecto al centro. Viajando a la velocidad de la luz (300,000 km/s), la estrella más cercana está a cuatro años de distancia y el tiempo que tardaríamos en cruzar la galaxia de un extremo a otro es de unos 100 mil años. Hablando de distancias, el tiempo que nos tomaría recorrer el universo observable que mencioné al principio es de unos 90 mil millones de años, de nuevo a la velocidad de la luz.
En nuestro propio planeta la vida surgió hace no menos de 3,500 millones de años, según fósiles de microorganismos encontrados en fuentes hidrotermales. Durante los primeros 2,000 millones de estos años, no hubo más que bichos unicelulares y las primeras plantas terrestres aparecieron hace unos 450 millones de años, seguidas de los primeros animales terrestres hace 400 millones. Los dinosaurios se extinguieron hace unos 65 millones de años, oportunidad que entonces aprovecharon los mamíferos y algo que ya parecía un homínido se podía encontrar hace unos 6 millones de años.
Cronología de la vida comparada con el universo (Wiki).
En fin, ya saben el punto de esta cronología—o tal vez no. Sí, obviamente esto no embona con las visiones más literales de las diversas escrituras, pero eso no es el punto que quería hacer. Lo que sí quisiera es comentar cómo cada paso de lo anterior, y muchos más que omití por cuestiones de espaciotiempo, “embona” bien en el naturalismo. Hay procesos y patrones naturales que se van desenvolviendo a distintas escalas de tiempo, algunos son físicos, otros químicos, otros más biológicos. Seguro, nos faltan detalles, pero eso es de esperarse bajo un escenario naturalista en el que somos animales tratando de entender el Cosmos.
Si un agente divino, digamos un dios como el del teísmo mínimo que consideramos, fuera a diseñar un universo, ¿qué hubiera hecho diferente? En este punto la teología suele hacer todo lo posible por asimilar la mejor ciencia y tratar de hacerla reflejar lo que su dios hubiera hecho. (Noten que esto implícitamente establece que la religión se valida con la ciencia, porque concede que ésta última es la que rifa y no al revés.) Una vez que un dato aportado por la ciencia se solidifica, los teólogos se apuran a decir que todo es tal y como ellos habían dicho desde el principio, solo que realmente nunca lo dijeron. Para ser justos, algunos teólogos como el anteriormente mencionado Swinburne creativamente se safan de esto diciendo que, claro, lo que resulte científicamente correcto es lo que su dios hizo. Qué conveniente.
Ahora podemos, entonces sí, llegar al tuétano de la plática: no hay evidencia de una intención en nada de lo que ha descubierto la ciencia acerca del mundo natural. Si vamos a señalar lo adecuado que parece nuestro hábitat para que pudiéramos vivir y mantenernos en él, entonces tenemos que hacer una pequeña inversión de lógica y preguntar qué es más probable: ¿que el universo es como es porque así iba a ser de todos modos, y que nosotros nos adaptamos (por un mecanismo que ya todos conocemos), o que todo este desperdicio de espacio, vida y energía haya sido para nuestro entretenimiento? De nuevo, el primer escenario es fácil de absorber en el naturalismo, pero en el teísmo uno se tiene que preguntar por qué, si Dios es un agente perfectamente libre que todo lo puede hacer, escogió un camino donde su presencia fuera tan redundante. Insisto: ¿cuál es la hipótesis nula que propone el teísmo ante lo que sabemos del origen, estado actual y futuro de nuestro universo y nosotros mismos? ¿Cómo hubiera sido diferente un Cosmos sin Dios y, más importante aún, cómo lo saben?
Si el teísmo va a proponer un universo natural, y adicionalmente un dios eterno que lo creó y lo sostiene, ¿qué logran explicar que no se explica si simplemente el universo mismo es eterno y ya? Aquí es donde entran los argumentos cosmológicos y teleológicos estándar, pero hay que recordar dos cosas: 1) que estos argumentos cambian según la ciencia, escogiendo a conveniencia lo que pudiera inclusive remotamente favorecerles e ignorando lo más obvio si es necesario; 2) que últimamente son argumentos inductivos que sugieren a dios como una posibilidad, no un teorema, y que dependen—como siempre—de nuestra ignorancia. Hay modelos cosmológicos cíclicos, de inflación eterna, abiertos, y todo tipo de combinaciones y variaciones. Todos embonan con los eventos básicos que sí observamos, pero tienen implicaciones físicas muy distintas. Sin embargo, en el teísmo solo se toma en cuenta a unos pocos de estos modelos. (¿Por qué será?)
En cuanto al origen de la vida, la evolución ya provee un mecanismo plausible: una molécula que se pueda replicar y que pueda tener pequeña variabilidad al hacerlo basta. Las moléculas no se fosilizan, así que no es tan fácil encontrar evidencia de que esto fue lo que sucedió, aunque ya hay gente trabajando en eso. Pero pasar de esta explicación incompleta o insatisfactoria a decir que fue un “milagro” no es una mejoría. ¿Por qué esperó Dios 10 mil millones de años para prender la “chispa” de la vida? Si debía esperar a las condiciones ideales para hacerlo, porque estaba cumpliendo con un propósito mayor (presumiblemente crearnos a nosotros), entonces no es omnipotente, porque se atiene a las leyes de la física que dieron forma al Cosmos. Aún si él mismo creó las leyes, ¿cómo sabemos que el propósito fuimos nosotros? ¿No pudo crear leyes mejores? ¿Han considerado que tal vez a dios le gusta la pirotecnia alrededor de los agujeros negros, y una consecuencia secundaria de la física que los produce son algunos bichos como nosotros en algunos planetas? Si Dios es eterno o absoluto o como le llamen, y en algún momento por alguna razón creó la física que dio lugar a nosotros, ¿por qué no ahorrarnos un paso y plantear absolutos físicos y ya? Si Dios planeó todo para que estuviéramos aquí, ¿por qué su plan es idéntico a un plan donde no hay plan?
Simulación magnetohidrodinámica de un agujero negro hecha por el equipo de John Hawley en la Universidad de Virginia.
No hay ninguna señal alguna de propósito o intención personal en el mundo natural, salvo la de nosotros y algunos otros animales (como un gato que tiene la intención de matarnos). Durante 13,800 millones de años no estuvimos aquí, y todo indica que al unvierso no le importó para nada ni le importará cuando ya no estemos. Si parece demasiada coincidencia que cosas tan fregonas como nosotros estuviéramos aquí, consideren que el universo ha estado lanzando dados atómicos durante todo este tiempo—a algo le tenía que atinar, y probablemente ya lo hizo múltiples veces.
Las buenas y las malas
No hay evidencia ni lógica suficientes para pensar que estamos aquí por algo además de patrones en las leyes del universo. No hay evidencia ni lógica suficientes para deducir, o siquiera inferir, un agente divino que haya diseñado o causado el universo que observamos, ni que espere cosas de nosotros. No hay evidencia ni lógica suficientes para pensar que haya algo después de la muerte, ni mucho menos para evaluar si será mejor o peor que lo que vivimos aquí y ahora. Sí hay una abundancia de evidencia de que el universo opera según leyes naturales y comprensibles, y de que los humanos inventan cosas con tal de no quedarse callados mientras (algunos de ellos) llegan a la comprensión. El Cosmos está hecho de partículas fundamentales que viven en el espaciotiempo y las cosas que pueden emerger de sus interacciones. No les importamos, porque no tienen la capacidad de reconocer la importancia, o la bondad, o la belleza.
Pero nosotros sí. Por accidente o inevitabilidad, ya estamos aquí. Si no hay una guía de cómo seguir adelante en este mundo, pues hagámosla. Existe una realidad y ya pudimos hacer con ella muchas cosas, algunas buenas y otras no tanto. Quedémonos con las buenas. Ya sabemos cuáles son. Hemos encontrado y descartado muchas cosas, pero no sabremos qué más podemos encontrar si no miramos. Algunas cosas serán útiles y otras no. Algunas cosas nos harán bien y otras podrían destruirnos. A diferencia de otros seres que han estado en este planeta hasta ahora, nosotros tenemos la oportunidad de decidir qué hacemos con él y con nosotros mismos. En una cadena de causas y efectos que se remonta al menos 13,800 millones de años, nosotros nos encontramos ante la posibilidad de entender cómo es que estamos aquí, y podemos usar ese conocimiento para seguir estándolo, si así lo queremos.
Recomendaciones:
1) Libro: Philipse, Herman: God in the Age of Science?, Oxford, 2012. Una queja constante de los creyentes es que a los ateos les falta sofisticación. Este libro demuestra lo contrario. Ojo: ¡no es para principiantes!
2) Si de veras les interesan los argumentos aquí hay para hartarse:
4) Peter Boghossian sobre la fe y "otras formas de saber" (~1.5 hrs.):
5) Sean Carroll sobre el Naturalismo (~10 min):
6) Sean Carroll vs. William Lane Craig (~2 hrs):
Nota Post-mortem
No se puede razonar con la gente religiosa. Si se pudiera, ho habría gente religiosa.
—Dr. House
Aunque el actor Hugh Laurie es ateo, eso no necesariamente significa que está de acuerdo con la frase anterior de su icónico personaje. Eso es bueno porque, en general, la frase está equivocada. La gente que lleva en esto de la divulgación de escepticismo y/o ateísmo muchos años más que yo tiene miles de miles de cartas (usualmente virtuales) de gente creyente que evaluó los argumentos que se les presentaron y dejaron de creer. Una muestra pequeña la pueden ver, por ejemplo, en el sitio de la Fundación Richard Dawkins. No todo mundo responde a los argumentos al mismo ritmo y se necesita una variedad de estilos, estrategias y personalidades para poder encontrarse con cada creyente en donde él o ella esté y partir desde ahí. Pero una vez que se llega a ese punto, hay esperanza. Casi toda la gente sí puede ser persuadida con buenos argumentos y paciencia.
Ah, pero los que no… ¡cómo se esmeran en darle la razón al Dr. House! Es por esa gente que la cita, aunque técnicamente equivocada, sigue siendo graciosa.
A grandes rasgos la plática salió muy bien. La asistencia fue excelente (lamentablemente esto significó que mucha gente se quedó de pie, en los pasillos o afuera), todo estuvo en su lugar al momento que debía estar y, salvo un par de excepciones, los asistentes se comportaron con decoro y respeto. La sesión de preguntas también fue nutrida, aunque como era de esperarse el tiempo era poco y el tema daba para mucho, así que me encontré cortando las preguntas y comentarios de la gente, por más provocativos o halagadores que fueran. Como suele suceder, en el camino a casa se me ocurrieron las cosas que debí decir en lugar de las que dije. Esperé un par de días antes de escribir esto, para estar seguro de lo que quería agregar, si es que acaso. Al final me decidí por tres comentarios que quisiera hacer sobre unas preguntas específicas que hubo:
1) Un compañero hizo la observación de que, si bien le gustó mucho mi presentación, no logré justificar su título. Tiene toda la razón. Como mencioné al principio, lo que quise decir pasó por varias mutaciones en el transcurso de que me comprometí al título Ateísmo: justo y necesario y de que por fin concreté el mensaje que, era mi intención, quedaría bien implicado por un bonito monólogo que había pensado para la última diapositiva, parecido al final del ensayo aquí arriba. Justo en la transición a esa última diapositiva, una señora muy alterada (y que ya había interrumpido a gritos antes a media plática, dejándonos pasmados brevemente) decidió que era su momento de invocar a toda voz a Dios, Jesús y el Espíritu Santo como explicación del por qué estamos aquí y cómo eso le daba sentido a nuestras vidas. La reflexión optimista e inspiradora que dejaría claro cómo se conectaba el contenido de mi plática con “justo y necesario” quedó algo mutilada y no me salió del todo bien. Lección aprendida: ejecuta o al menos define el contenido de la plática antes del título. Un título ideal hubiera sido La Ciencia es Atea.
2) Otra compañera psicóloga mencionó que la falta de religión en la vida de las personas y el vacío existencial resultado de contemplar nuestra insignificancia dejaría a la gente sin sustento emocional. No formuló alguna pregunta hacia mí específicamente y yo tenía prisa por darle más oportunidad de preguntar a más personas. Le dí la palabra a ella porque acababa de cortar la pregunta/discusión de otra compañera (esto lo comento en el punto que sigue) y tenía prisa, así que acabé por tomar su aportación solo como un comentario y no respondí.
Lo que sí debí contestar es que ya hay millones de personas alrededor del mundo que vivimos sin creer en ningún dios y nuestras vidas siguen adelante, gracias. El número de ateos que “quisiera creer” pero no puede es minúsculo y lo que extrañan no es lo sobrenatural, sino las comunidades y familias que perdieron (o que los desterraron) cuando perdieron la fe, si es que alguna vez la tuvieron (yo nunca he creído, así que no sé lo que se siente dejar de hacerlo). Los ateos alrededor del mundo son gente con vidas plenas y muchas cosas que hacer—no necesitamos encontrar razones para evitar suicidarnos diariamente al estilo Camus, ni lamentamos la pérdida de la superstición que mantenía el orden moral al estilo Nietzche. Aprovechamos el tiempo que tenemos al máximo porque entendemos que la vida es frágil y este no es un ensayo para lo que viene después, sino que es el acto único y principal. Creo que en algún punto mencioné que esta visión se llamaría algo así como ‘bueno-ya-que-estamos-aquí-ismo’. Lección aprendida: detente a pensar si hay algo que contestar aunque no te hagan una pregunta con la puntuación indicada, "¿…?".
3) Una compañera musulmana inauguró la sesión de preguntas y aprovechó al máximo, soltando lo que en estrategias de debate se llama un Gish Gallop (no necesariamente lo estaba haciendo a propósito). Esto consiste en decir un montón de cosas o preguntas rápidamente, dejándole la responsabilidad al oponente de refutarlas todas y, si no lo hace, cantar victoria. Como es más fácil y rápido decir cosas que explicar por qué esas cosas están mal, esto lo deja a uno en desventaja de parecer lento, confundido por las preguntas o simplemente de no saber qué decir. El problema no fue ese—en cierto modo estoy acostumbrado y me ha pasado antes. El problema fue que, para mi desgracia, ella inició sus comentarios declarando así nomás que yo no había leído suficiente (el Corán, las Hadith y la Sunna, me imagino) y por eso yo decía las cosas que decía. Esto fue sumamente desquiciante para mí, pues aparte de que sí estoy familiarizado con los textos islámicos y la religión en general, ahora resultaba que telepáticamente ella concluyó que no. Contesté las preguntas que hizo punto por punto (aunque inmediatamnte después de cada una ella hacía otra, continuando con el galope) y acabé por cortarla en favor de pasar a otra persona. Otros asistentes del público siguieron discutiendo con ella, pero ya no supe en qué quedó todo porque le presté mi atención a la psicóloga del punto anterior.
Sus preguntas se centraban en malas representaciones de la cosmología actual y en la idea de que el Corán supuestamente anticipa conocimiento científico, incluyendo al Big Bang (que se decidan de una vez, ¿no? Por un lado dicen que la cosmología moderna tiene ideas absurdas (“ustedes creen que todo apareció de la nada”) y por otro dicen que claro, eso es lo que ellos han estado diciendo todo el tiempo). Esto es ridículo (ver las referencias de abajo) y, aunque lo que expliqué de cosmología era correcto y respondía directamente a sus preguntas, otras respuestas hubieran sido mejores.
Por ejemplo, pude haber dicho que, si vamos a contar las "predicciones" acertadas de un texto religioso como puntos a su favor (véanlas, verán que convenientemente son tan ambiguas que pueden "predecir" lo que sea), entonces debemos 1) considerar las "predicciones" de otras religiones como puntos a su favor también; y 2) debemos considerar las predicciones fallidas y contradicciones en los textos como puntos en contra, además de preguntar por todas las cosas que no fueron predichas o explicadas para nada. Por ejemplo, en los Vedas de los hindús se habla de que el universo tiene millones de años de antigüedad. Les falló por un factor de mil, pero ellos también lo presumen como una anticipación de la ciencia. Si de veras su tiempo y masoquismo les alcanza para meterse en esto del islam y la ciencia, con esto tienen para rato:
Lección aprendida: identificar el galop y no tener miedo a pensar dos segundos antes de contestar. Debí mantener desapego emocional (se dice fácil) porque no se trata de ganar, sino de tener una conversación productiva. Alternativamente, pude contestar con "¿Cómo sabes lo que he leído y lo que no?" Tip: la forma más rápida de hacerse ateo es leer por sí mismos las escrituras de las distintas religiones y el Corán lo pueden terminar en un fin de semana.
En fin, todo lo demás salió bien y parece que a la gente que sí le gustó la plática le gustó mucho. Como expliqué ahí, preferiría no salir de mi cubículo y/o mi casa a encontrarme con gente, pero el tema es importante y alguien tiene que decir lo que se tiene que decir.