2018-10-28

Crónica de una apostasía anunciada

Como si fuera un mal chiste sobre el colmo de un ateo, a mí me bautizaron dos veces. La primera fue en el hospital pocos días después de nacer, porque iba a entrar a cirugía para corregir un píloro intestinal cerrado, y se tenía que hacer de emergencia y por si acaso (el bautizo, no la cirugía—esa era de rutina inclusive en 1982—). La segunda, ya formal, ocurrió unos meses después. Aparte de eso, ya no tuve contacto más con la fe católica, sino apenas por lo que oía de compañeritos en la escuela. Yo nací ateo como todos pero, a diferencia de la mayoría, yo así me quedé.

Así que imaginarán mi indignación unos años después cuando, al preguntarme mi madre si quería ir al catecismo y hacer mi primera comunión, yo, el ateo de ateos de siete años, contesté que obviamente no, y que era ridícula la pregunta dado que yo ni era creyente y ni siquiera estaba bautizado. Entonces ella me contó la triste historia del párrafo anterior y me indigné tanto como puede un chamaco de aquella edad. De todos modos mis padres honraron mi decisión y no tuve que hacer ningún sacrificio de mi infancia en el catecismo.

Muchos años después haría presencia en algunas pocas misas al año por acompañar a alguna novia, pero mi relación con la iglesia era solamente eso, presencial y bajo cierta coerción. En aquellas ocasiones, supuestamente por respeto, me sometía al humillante ritual de sentados-parados-sentados-hincados-parados... (en la iglesia nadie piensa en respetar a los feligreses, al parecer), pero ya de adulto solamente me quedaba sentado en silencio, lo que me valió uno que otro codazo femenino en las costillas. En fin, mi disimulo llegó a tal habilidad que, cuando lo encontré conveniente, pude disimular ser sumamente pendejo y hacer mi comunión y confirmación a la tierna edad de 28 años, para casarme (ese es otro artículo ya antiguo y lo pueden consultar aquí).

Dice la Ley de Poe que, entre un creyente sincero, alguien que está fingiendo, y alguien que meramente está insano, no hay manera de distinguir. También dice Woody Allen que lo bueno de ser inteligente es que cuando te conviene te puedes hacer pendejo, mientras que al revés es imposible. Hacerse pasar por católico es una combinación de estos dos preceptos, y sospecho que es común en otras religiones. Uno pensaría que la eterna salvación requeriría algo más de compromiso y sinceridad que lo que tuve que hacer yo, pero supongo que si subieran los estándares rápidamente se quedarían sin gente en el cielo. Así que pendejo me hice.

*   *   *

A casi diez años de ese acto de disimulo, por alguna razón—tal vez por la edad—me encuentro cada vez menos y menos dispuesto a hacerme pendejo. Para incomodidad de la gente a mi alrededor, me he dedicado a pequeños actos de heroísmo ético, como contestar honestamente en encuestas sobre el kinder de mi hijo que la directora es una estúpida; o recordarle calmadamente a vendedores por teléfono que la vida es corta y deberían buscar otro empleo después de que les cuelgue en 3,2,1...; mandar a mis vecinos fotos de sus perros cagando en jardines ajenos; y dar pláticas de divulgación en las que le recuerdo a la gente que dios no existe, entre otros actos de misantropía virtuosa.

Desde hace algunos años había escuchado un rumor—bueno, leído, más bien—en internet, respecto a cómo abandonar formalmente a la Iglesia Católica. El trámite se llamaba apostasía latae sententiae (algo así como "ya consumada") y era un trámite que uno podía hacer, al menos en Europa. En aquel tiempo me había parecido un trámite difícil, pues mencionaba la gente que uno necesitaba ir al templo donde lo habían bautizado por primera vez. Viviendo en Guadalajara, no veía manera de trasladarme a Ciudad de México para hacer el trámite, y además necesitaba sacar cita con los del arzobispado de allá, o tal vez los de aquí, o tal vez todos, y encontrar mi fe de bautizo original o una reciente o ambas. En fin, no estaba clara la información de cómo hacer el trámite y me parecía más difícil hacerlo que hacerme pendejo.

Pero ya no más.

Gracias a la atención que ganó el trámite de apostasía en Argentina hace unos meses en respuesta al voto fallido para legalizar el aborto, me puse a investigar y, para mi alegría, la apostasía ya es una realidad en México y en principio ya tenía todo lo necesario para tramitar la mía. Seguí las instrucciones que me encontré en varios sitios web, empezando por buscar mi fe de bautizo original (la tenía a la mano gracias a que la usé unos años antes cuando me casé) y luego hice algunas llamadas. Pensando que tendría que hacer el trámite en la Ciudad de México, llamé a la notaría del arzobispado de allá. Yo iba a ir a CDMX de todos modos por un par de semanas, así que estaba preparado para aprovechar, pero la mujer que me atendió me dijo que era posible hacer el trámite en Guadalajara, aunque mi bautizo no hubiera sido ahí.

Tras algo de investigación fui a dar con el teléfono del Pbro. Jesús García Zamora, Vicario General del Arzobispado de Guadalajara, con quien tuve una breve conversación por teléfono:

 —Hola, ¿Jesús García Zamora?

 —Sí, a sus órdenes.

 —Quiero hacer un trámite y todo parece indicar que es con usted.

 —Sí, ¿qué trámite?

 —Quiero tramitar mi apostasía.

 —Ah sí... eso. Bueno, pues tráete tus documentos y vente de lunes a jueves para platicar un rato, de 10:00 a 13:30...

Me explicó que la fe de bautizo sí debía ser reciente y que la podía pedir por paquetería llamando a la parroquia donde me bautizaron. Decidí aprovechar mi viaje a CDMX para acudir en persona por el documento. Quedé de aparecer en su despacho en tres semanas.

 —Ándele pues, aquí lo esperamos.

* * *

San Jacinto, San Ángel, Ciudad de México.

La parroquia de San Jacinto en San Ángel es un lugar bonito, si se deja de lado que es una parroquia. Tras algunas vueltas por fuera, al fin encontré la entrada a la notaría, donde una mujer bizca me preguntó en qué me podía ayudar. Le dije que necesitaba un acta de bautizo reciente y que traía la original con los datos.

 —¿Para qué trámite la quiere?

¿Para qué le importa? es lo que le iba a contestar, pero lo pensé mejor. En el registro civil uno pide un acta de nacimiento y no le preguntan para qué es. Pensé que sería así, pero meterse en la vida de las personas es la chamba de esta gente. Rápidamente busqué el nombre del trámite en mi teléfono y se lo mostré:

 —Es para una apostasía—dije, acercando el teléfono a ella—, se escribe en latín, mire...

Era evidente que no tenía idea de lo que era una apostasía ni sabía nada de latín, pero eso nunca había detenido a un católico de hacer lo que se le dicía antes, así que lo anotó en la solicitud.

 —¿Para qué parroquia es?

 —Es para el Vicario General en Guadalajara, Jesús García...

A la salida, me encontré en un edificio cuadrado con un bonito jardín en el centro, con pilares sosteniendo los pisos de arriba. Como mal guión de cine, encontré los clichés apropiados esperándome:

De qué sirve al hombre ganar todo el mundo, si al fin pierde su alma? Mateo 16:26.
El que es incrédulo, no tiene dentro de sí una alma justa. El justo, pues, en su fe vivirá. Habacúc 2:4. Curiosamente, el primer enunciado no está en el original, sino que se lo inventaron, supongo, los de la parroquia.  
Creo que el justo preferiría a sus niños sin violar, gracias. Yo me voy de aquí.

*   *   *

Junto con la fe de bautizo, a uno le piden llevar a la entrevista una copia de su identificación oficial (porque quizá un impostor podría darlo de baja de la Santa Iglesia, ha de saber usted) y una carta explicando los motivos para abandonar la iglesia.  Reproduzco íntegro el texto de la carta que llevé:

Pbro. Jesús García Zamora, Vicario General

Me dirijo a usted para manifestar mi deseo de formalizar mi apostasía de la Iglesia Católica, siendo que nunca he creído en ninguno de sus preceptos pero aún así fui bautizado, sin mi consentimiento, en mi infancia. Recaigo en los cánones 381.1 y 393 del Código de Derecho Canónico, con el objeto de solicitarle iniciar mi proceso de excomunión latae sententiae.

Esta es una decisión que he tomado y ratificado, mas no ejecutado, desde que tengo memoria. Yo nací ateo como todos pero, a diferencia de muchos más, así permanecí. Nunca he creído en ningún dios, la salvación, el pecado, ni nada más allá de lo material. Siempre he considerado a la Iglesia Católica una reliquia oscurantista del pasado supersticioso de la humanidad y, además, promotora de ideas altamente nocivas para nuestra sociedad.

Las revelaciones cada vez más frecuentes del encubrimiento deliberado de pederastas han sido lo que me ha llevado a, por fin, alinear mis acciones con mis convicciones. Dentro de muchos años, cuando la gente me pregunte qué hice mientras niños eran violados y sus victimarios protegidos, quisiera poder contestar con algo mejor que encoger los hombros. Habiendo ya hecho mi parte al no participar en el catolicismo en lo práctico, lo último que me queda es manifestar mi desacuerdo de manera oficial, terminando así con más de una treintena de años de desidia y conflicto interno. Haga lo que haga la Iglesia de aquí en adelante, no será a mi nombre.

El sustento legal de mi petición lo menciono por formalidad, ya que usted seguramente ya lo conoce. Primeramente se encuentran las normas nacionales e internacionales a las que está suscrito nuestro país y que declaran y protegen la libertad de creer o no según se desee, como por ejemplo el Artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas y el Artículo 18 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de las Naciones Unidas. Nuestra propia Constitución en su artículo 24 garantiza la libertad de credo. Entonces, ratifico que no deseo pertenecer a la Iglesia Católica Apostólica Romana, ni estar vinculado a ella de manera alguna, ni autorizar a esa institución a que lleve registro alguno sobre mis creencias ni mucho menos que me cuente entre los suyos.

Hasta aquí se cubre a lo que yo tengo derecho, pero además la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares indica qué procede de su parte, ya que protege los datos personales asentados en archivos, registros, bancos de datos, u otros medios técnicos de tratamiento de datos, informatizados o no, y considera datos personales sensibles a aquellos que revelen las convicciones religiosas, filosóficas o morales de las personas. Por esto, siendo no más un miembro de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, tengo pleno derecho de solicitar la cancelación mis datos en posesión de dicha institución.

Agradeceré su respeto y atención para completar este trámite de forma expedita.

Pablo Héctor Mata Villafuerte
Tras más de dos horas de hacer fila, por fin me recibió el vicario en su oficina. Se había retrasado y ya eran más de las dos, por lo que yo tenía mucha hambre y estaba algo malhumorado, pero me comporté lo mejor que pude. Fue muy amable, me invitó a sentarme con calma a pesar de que ya era mucho más tarde que su hora de salida, y comenzamos a platicar mientras leía el texto anterior. Empezó por preguntarme varias veces si estaba seguro y me recordó todos los sacramentos a los que perdería derecho y todo eso. Yo dije que sí a todo. Luego preguntó:

 —Dime, ¿qué te llevó a querer hacer este trámite por escrito? Es decir, tú no crees ni nada, ¿no te basta con eso?

La misma pregunta harán muchos lectores e inclusive ateos: ¿Si no crees en la iglesia, por qué sí crees en su trámite? Y respondo lo que le contesté al vicario en ese momento y a lo que alude parcialmente la carta: no creo que escribir unas palabras en latín junto a mi nombre en alguna lista vaya a tener efecto en mi salvación o falta de ella. Pero la iglesia sí. Por eso lo estoy haciendo. Para llamarle la atención a ellos. Dentro de años, cuando mi propio hijo me pregunte qué hice yo mientras miles de niños eran violados y sus victimarios protegidos, quisiera poder contestar con algo mejor que decir "Uuu, pues yo qué hacía, al cabo no creía en eso." La iglesia sí cree que las palabras en latín son mágicas y, si no se reforma, la gente como yo usaremos esas palabras y otras para obligarla.

Quiso entonces el vicario cambiar de tema, preguntándome que qué era peor, si la pederastia o el aborto. Pensé por un momento en todos los argumentos al respecto, pero opté por la salida diplomática y dije:

 —Mire, podemos entrar en todos los argumentos uno por uno si quiere, pero ya es muy tarde y me quiero ir a comer, seguramente usted también. Pero órale, si quiere podemos empezar con algunos escenarios hipotéticos. Imagínese que...

Movió la mano, en ademán de decir "basta" y, a continuación, me despidió invitándome a buscar la verdad y reconsiderar (en esto se tardó varios minutos, explicando que debía ponerme a investigar y aprender más sobre el tema; logré contenerme y lo dejé terminar—por eso soy ateo, idiota, quería decir—). Finalmente, me firmó de recibido y reiteró que, si cambiara de opinión, sería bienvenido de regreso:


*   *   *

Lo que pasa a continuación es esperar al documento "oficial" en el que quedo formalmente excomunicado de la Iglesia Católica. Por lo que investigué esto puede tomar varias semanas (supongo que para darme oportunidad de reconsiderar). En cierto modo está fuera de mis manos el trámite de aquí en adelante, aparte de llamar o ir en persona a hacer presión. Cuando tenga ese documento lo agregaré a este artículo como una actualización. Aún así, espero que mi experiencia hasta este punto sirva a otros para tomar la iniciativa y hacer al mundo un poco mejor. Es más lío, al menos en México, sacar una licencia de conducir o tramitar el pasaporte.

Leí en algún lado a la gente del arzobispado en CDMX diciendo que eran cada vez más los que hacían este trámite, unos 10 o 15 al año. Para mí eso es escandalosamente bajo: deberían ser 10 o 15 diarios en cada parroquia en todo el mundo. Eso sí que los haría reaccionar. Pero no vamos a llegar a ese nivel encogiéndonos de hombros.

2018-04-27

Reporte Androide #2

Parafraseando a Daniel Dennett, siento un gran resentimiento ante el hecho de que la política domine el discurso actual. Cada momento gastado entre chairos y derechairos, revolucionarios y reaccionarios y neoliberales, o como se llamen las distintas tribus ahora, me llena de hastío y, ante todo, aburrimiento. Cualquier opinión, bien informada o no, es inmediatamente tratada como evangelio por unos y blasfemia por otros, sin importar en lo más mínimo el mérito de los argumentos en cuestión. Las opiniones más informadas son más difíciles y tardadas de exponer, así que los demagogos llevan ventaja por default. Isaac Asimov observó este fenómeno hace décadas: demasiada gente cree que "democracia" significa que las opiniones que parten de la ignorancia y del conocimiento son igualmente valiosas.

En fin, me he propuesto leer a fondo las propuestas de los candidatos a nuestras elecciones presidenciales a manera de ejercicio intelectual y cívico. Si estoy equivocado en algo, pues quiero saberlo, para dejar de estar equivocado. Temo por el sacrificio de tiempo que esto me implique, pero si logro hacerlo de la manera más imparcial posible y además lo documento aquí, puede ser útil para otras personas. O puede ser útil para que más gente me odie, quién sabe. Afortunadamente estoy acostumbrado.

Un último punto sobre este tema. Desde hace algunos años he llegado gradualmente a un cambio sustancial en la reacción que me provocan las opiniones contrarias a la mía. Antes, cuando una persona estimada o respetada por mí decía algo que me pareciera equivocado inmediatamente pensaba menos de ella. No era algo voluntario, sino visceral. Ya valió madre, pensaba, este güey es un [insulto ideológico].

Cuando me pasó con Christopher Hitchens, de quien ya he leído prácticamente todo lo que escribió, mi admiración por el personaje no me permitió descalificarlo tan fácilmente. En literatura, política, ateísmo, historia y prácticamente cualquier cosa que se me ocurría, él parecía siempre tener algo brillante y elocuente que decir. Y luego escribió que no solamente la invasión de Irak en 2003 había sido algo bueno, sino que era de las pocas cosas nobles que EU había hecho en cuestión de política externa.

Hitchens no era nada tonto. No era posible, me dije, que tal punto de vista fuera propuesto por error. Y sin embargo me era claro que era un error. Así que hice algo inusual para mí en ese momento: me dí la oportunidad de escuchar los argumentos contrarios a mi posición, hechos en su mejor versión y por su mejor representante. ¿Y saben qué? Funciona. Funciona porque, como había observado John Stuart Mill hace siglos, quien se sabe solo su lado del argumento no sabe ni siquiera eso. Funcionó para aprender a entretener una idea sin necesariamente aceptarla y crecer. Ahora, cuando escucho puntos de vista contrarios a los míos, siento más bien curiosidad. De nuevo, no me interesa quedar bien con una u otra tribu. Me interesa tener la razón, y si tengo la oportunidad de dejar de estar equivocado o desinformado acerca de algo, procuro tomarla.

Eso sí, cuando escucho argumentos contrarios y además entiendo por qué están mal, pierdo la paciencia rápidamente. Algunas opiniones sí son idiotas, y algunas personas idiotas opinan. Pero ahí la llevo.

*  *  *

Si el modelo de inflación cosmológica caótica es correcto, existe un universo paralelo en el que soy un gran pianista. En este universo, sin embargo, empecé demasiado tarde, con dedos torcidos por el basquet y justo cuando se me ocurría también estudiar un doctorado en física. Así que pago mi inoportunio en unidades de frustración y mediocridad.

Afortunadamente, en este universo sí existen grandes genios musicales que puedo escuchar e imaginar que soy yo quien toca. Por azares de las sugerencias de YouTube, hice clic en un video de una pianista clásica tocando Led Zeppelin. Dos días después, ya he hecho un rip a mp3 de unos 40 arreglos suyos, impactantemente ejecutados, y me he atrasado considerablemente en todos mis demás asuntos. Pero ha valido la pena. Si les gusta la música clásica, el rock clásico y sobre todo el metal, el canal de Viktoria Yermoleva les va a consumir unos días de su tiempo. Cuando lleguen los extraterrestres y nos pregunten por qué no deberían exterminarnos, debemos señalar a esta mujer. O quizá se la lleven y nos exterminen de todos modos. Van dos ejemplos:




Como pilón, también dejo esta joya de arreglo de Radiohead por parte de Josh Cohen, que también ya se ganó unos cuantos megabytes dedicados a él en mi Android:


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Demasiada belleza por hoy. Debo estar titulado a principios de enero de 2019 y ya puedo sentir cómo mi asesor empieza a apretar más, se acumulan las ideas raras que debo esclarecer y escribir en forma de tesis, los exámenes que debo aprobar y una estancia de investigación que requiere una Visa que no tengo aún. Además a principios de año me inscribí a un curso de Python en línea planeado para 16 semanas de duración y llevo completado un gran total de 2 horas. La fecha para terminar es el 30 de agosto.

Mi índice de neurotismo (IN) deberá ir aumentando gradualmente el resto del año. Ahora lo coloco en 7.5/10. La pregunta no es si va a llegar a 10, que es seguro, sino si la escala es logarítmica y cuántas víctimas colaterales habrá.

2018-04-08

Reporte Androide #1

Quiero aprovechar los últimos momentos de mis vacaciones de primavera para escribir un poco sobre un tema que capturó mi atención pero no llegó a ser un artículo "completo". Quizá esto se vuelva algo más habitual y por eso añadí el "1" en el título. Tenía algunos artículos en mente que ameritaban miles de palabras cada uno pero, entre la procrastinación y la parálisis por análisis, llegué al fin de la Pascua sin redactar ninguno. Así que aquí va un comentario exprés, que tal vez sea más cómodo para algunos lectores que prefieran textos más cortos a los que usualmente produzco.

*   *   *
Las Tres Derechas
Para nuestra desgracia colectiva, México se verá inundado por las campañas presidenciales por los próximos 100 días aproximadamente. Para mi desgracia personal, he escuchado ya varias entrevistas y debates con los candidatos, y puedo concluir que esta vez que estamos jodidos. Desde hace más de un año le he seguido la pista a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y he estado cada vez más y más preocupado. Primero fue la entrevista con León Krauze el año pasado, luego a principios de este año con Jorge Ramos y hace unas semanas con los periodistas de Milenio. Las entrevistas con Krauze y Ramos me parecieron más que suficientes para exponer a AMLO como un candidato desastroso. Sincero y carismático tal vez, pero senil y anticuado también. Cuando te preguntan a quemarropa si Maduro y Castro son dictadores, la respuesta de un demócrata es un simple , pero AMLO no pudo más que insistir en cambiar de tema. Lo mismo va para el aborto o matrimonio igualitario. Siendo honestos, el desempeño de AMLO con el grupo Milenio parece relativamente decoroso, si uno no sabe nada de nada. Me hubiera gustado ver más preguntas de Carlos Puig y Jesús Silva-Herzog, que son periodistas competentes. Carlos Marín fue, como siempre, absolutamente abominable.

Yo voté por AMLO en 2006 convencido de que era el mejor candidato, y luego en 2012 convencido al menos de que los otros dos eran peores. Ahora no podrá ser la tercera vez. Es claro que vive separado de la realidad, que no entiende lo que es no solamente una democracia sino, crucialmente, una república constitucional—no puedes simplemente poner a consulta todo. El mexicano promedio es homófobo, misógino, xenófobo y algo racista, sumamente mocho y retrógrada en asuntos científicos varios. Yo no quiero que decidan por mí la política energética o los derechos humanos personas que no saben siquiera separar la basura. Sí, es una posición elitista. También es una posición cuerda.

MORENA es un partido de oposición, pero no es para nada de izquierda, a menos que se considere "de izquierda" culpar de todo a Estados Unidos, que es lo único que parece unir a sus militantes. El uso de la palabra "neoliberalismo" sin sarcasmo o ironía es una señal de podredumbre intelectual que no puedo dejar pasar tampoco. Destaca en el punto ideológico también su alineación con la ultraderecha a través de su alianza con el partido Encuentro Social y su inclusión de militantes panistas de los más nefastos como Germán Martínez, Gabriela Cuevas y Napoleón Gómez Urrutia.

Así, me encuentro en una situación inaudita como elector: llegaré a las urnas a escoger mi veneno de entre puros partidos y/o coaliciones de derecha. Las ratas corportatistas inmundas del PRI, los mochos pirruris del PAN y la Zavala (el PRD ya es un partido zombi), y los mochos hippies de MORENA. El conservadurismo económico, social y populista representados ampliamente—y nada más. No hay una opción moderna y cosmopolita que enfrente al mundo como es y no como quisiera que fuera. Esta vez la ventaja de AMLO parece insuperable y tiene la experiencia de 2006 y 2012 para, presumiblemente, protegerla mejor.

En el podcast de Jorge Ramos pueden ver entrevistas a Anaya y Zavala, que tampoco salen tan bien. Zavala en particular me provoca repulsión. A Anaya le noto mucha indignación y no es nada tonto, pero no tiene una sola propuesta aparte de "voten por mí, no soy AMLO". Meade es el más competente en cuanto a preparación y experiencia, pero cualquiera que levante la mano para representar el PRI queda descalificado automáticamente por cuestiones éticas. Ahora me inclino por anular mi voto, pues no puedo quitarme el asco de la boca al pensar en votar por el PRI o el PAN. Quisiera estar equivocado acerca de AMLO, pero las señales son demasiado claras.

2018-03-17

Los Hipsters vs. Hawking


A Fulanita solo le dieron el premio por ser mujer. Sutanito solo ganó el concurso porque es hijo de Perengano. El equipo ABC solo ganó porque los árbitros están comprados. El artista X solo es famoso porque se fusiló a Y. Stephen Hawking solo es mercadotecnia.

No entiendo a la gente que piensa así. Quizá sea un mecanismo de defensa ante su propia mediocridad o envidia. Si tan solo estuviera en silla de ruedas, parecen decir, la gente comprendería que soy un genio. Si tan solo Hawking no hubiera tenido una enfermedad discapacitante, la gente entendería que fue mediocre o meramente bueno. Mucha de esta gente la veo y escucho entre supuestos escépticos, divulgadores de ciencia e inclusive físicos. Sus críticas hipster tienen un denominador común: ninguno se dedica a la cosmología ni a los agujeros negros, ni siquiera a nivel divulgativo.

Cuando me enteré de la noticia de su muerte este martes, revisé las reacciones de los investigadores que sigo y que sí trabajaron con él o usan su trabajo. Lo primero que vi fue una breve entrada de Sabine Hossenfelder, enumerando los resultados destacados de Hawking y cómo influyeron en ella. Luego vi el comentario de Scott Aaronson y seguí sus enlaces a los obituarios escritos por Roger Penrose y John Preskill. En Youtube encontré un video del canal Sixty Symbols (lo incluyo más abajo) sobre los logros de Hawking y algunas anécdotas divertidas. Más tarde me encontré con un artículo que Sean Carroll había preparado la última vez que Hawking estuvo a punto de morir, y eso me llevó a otros dos artículos por el mismo Carroll y la periodista Amanda Gefter, a quien yo no conocía. Este último artículo me gustó sobre todo porque explica cómo es que a Stephen Hawking no se le valoró lo suficiente y comienza literalmente con
Debo hacer una confesión. Por mucho tiempo—años, en verdad—pensé que Stephen Hawking estaba sobrevalorado.
Si leen en inglés les recomendaría que pasen a esos artículos de una vez o que se brinquen al final de éste texto a las referencias. Para los escépticos hipsters que pudieran seguir leyendo, les planteo lo siguiente:

Si un científico realmente brillante cayera enfermo con esclerosis lateral amiotrófica y a pesar de eso lograra seguir adelante por décadas contra todos los pronósticos para producir trabajo genial, ¿cómo se vería? ¿Cómo sería distinto eso a lo que tuvimos con Hawking?

Breve Historia del Tiempo es de 1989, pero Hawking ya era reconocido en la física desde 20 años antes, entre otras cosas por demostrar que 1) los agujeros negros emiten radiación y tienen temperatura; 2) los agujeros negros deben evaporarse lentamente a medida que emiten la radiación del punto anterior; 3) las singularidades en un espaciotiempo clásico con presencia de masa son auténticas (no son solo artefactos matemáticos) e inevitables, ya se trate de agujeros negros o universos completos; y 4) el área del horizonte de eventos de un agujero negro clásico siempre debe aumentar, aunque se le logre extraer trabajo. Cualquiera de estos logros por sí solo hubiera convertido en una eminencia a un físico sin silla de ruedas. Múltiples resultados de esa calidad ya se han logrado antes por una sola persona, y muchas veces: Einstein, Fermi, Dirac, Feynman, Bethe, von Neumann, Dyson, Weinberg, Witten, Wilson, DeWitt, Wheeler, Maldacena... Pero mágicamente, cuando una misma persona que sí está en silla de ruedas los logra, es solo mercadotecnia. Por favor.

Piensen lo que están diciendo. ¿Cuántos colegas, alumnos y rivales de Hawking tuvieron que conspirar para mantener en secreto que realmente no era tan bueno y que todo era solamente una maquiavélica estrategia para vender libros de cosmología? ¿Cuántos artículos se tuvieron que publicar en los que Hawking meramente prestó su nombre sin que quienes 'realmente' hicieron el trabajo no protestaran, y a cambio de qué? (Abajo incluyo un enlace a una lista de sus artículos, para que los revisen y me digan cuáles no pasan su criterio clarividente.) ¿Cómo pueden reírse de los negacionistas de cambio climático y tierraplanistas y al mismo tiempo creer semejantes estupideces?



En fin. No sé cuanto tiempo estén disponibles, pero pueden echarle una hojeada a todos los artículos de Hawking publicados en Physical Review. No deben tardarse mucho, son solo 55. O pueden revisar su artículo en Nature de 1974, es cortito y elegante. Una lista exhaustiva de sus publicaciones está en su sitio también. Yo tengo PDFs de muchos de esos artículos, si no estuvieran disponibles de forma gratuita se los puedo hacer llegar.

El libro clásico (que se sigue citando en artículos hoy) que escribió con Ellis está disponible en PDF también (legal y gratuito): The Large Scale Structure of Spacetime (1973).

De Sixty Symbols: ¿Por qué es gran cosa Stephen Hawking?

También de Sixty Symbols:

2018-03-02

Por qué la Ciencia es Atea



"Bienvenida al Infierno de la Ciencia, profesora. Éste es Toño, una vez vio un video en Internet sobre su especialidad y pasará la eternidad explicándoselo."


Actualización, 5 de marzo 2018: Agregué algunos comentarios sobre cómo salió la plática al final de este artículo e hice algunas correcciones de dedo y estilo en el texto principal.
El ateísmo no es una filosofía; ni siquiera es una visión del mundo. Es simplemente un rechazo a negar lo obvio. Desafortunadamente, vivimos en un mundo en el que lo obvio es ignorado por cuestión de principio. Lo obvio debe ser observado, re-observado y argumentado. Este es un trabajo malagradecido. Lleva consigo un aura de irritabilidad e insensibilidad. Es, sobre todo, un trabajo que el ateo no quiere.

—Sam Harris, en su Manifesto Ateo (2005)
Lo que sigue es la versión escrita de mi plática Ateísmo: Justo y Necesario, presentada el viernes 2 de marzo de 2018 en el Instituto de Astronomía y Meteorología de la Universidad de Guadalajara. En este caso escribí el artículo antes de hacer las diapositivas de la presentación, a modo de un guión para la plática. Supongo que al momento de exponer se me ocurrirán cosas que no se me ocurrirán ahora al escribir, pero no descarto hacer cambios después o inclusive actualizar el texto para incluir las preguntas que me hagan al final de la plática (y mis respuestas). Todas las imágenes se pueden agrandar haciendo clic.



*   *   *
Pre-Introducción

El año pasado le tomé la palabra a Alejandro Márquez, organizador de las pláticas, y aproveché la oportunidad de hablar de un tema que a mí me parecía importante y fácil de exponer. No he hecho un sondeo exhaustivo de la reacción a la plática aparte de recibir unos pocos comentarios muy halagadores de gente que no veía desde hace años, y otros tantos descalificándome por no ser la persona adecuada para hablar del tema o algo así (claro, esos fueron a mis espaldas). No sé si alguien abordó los argumentos que presenté pero, si lo hicieron, fue a mis espaldas también. En fin. Presenté argumentos lo mejor que pude y están disponibles para revisarse cuando quieran en una versión que hice por escrito de la plática, con todas las imágenes y referencias a un clic, así que ustedes mismos pueden ver mis posiciones y evaluarlas en base a sus méritos, como hizo el siguiente compañero:
Reacción de un amable escucha de mi plática sobre Ciencia y Religión (13/01/2016)

La incompatibilidad entre ciencia y religión fue algo fácil; solamente hubo que revisar las definiciones de cada una y comparar, luego revisar los argumentos a favor de la compatibilidad y demostrar por qué estaban mal. A diferencia del año pasado, esta ocasión quiero hacer algo más constructivo, aunque la mayor parte de la plática parecerá lo contrario. Lo pienso como si fuera la construcción de un edificio: primero hay que quitar escombro, escarbar, emparejar y poner los cimientos antes de realmente construir. Hubo momentos en los que pensé que me había metido en un problema al escoger el tema de esta ocasión, y pasé varias semanas de ansiedad y falsos intentos de componer la plática, borrando y empezando de nuevo varias veces. A fin de cuentas quedé satisfecho con el resultado, pero no fue sin sufrimiento.

Yo, preparando esta plática.
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Introducción

"Creo en el Karma. Eso significa que puedo hacerle cosas malas a la gente y suponer que se lo merecen."

Los creyentes de diversas religiones no creen en ellas porque consideran que éstas les proveen una buena teoría de química, cosmología o biología. Tampoco creen en ellas porque estando indecisos un día tomaron un libro de teología y quedaron convencidos por los argumentos presentados ahí. Las razones para creer son emocionales, familiares, culturales, psicológicas… de todo, excepto una cuidadosa consideración de la evidencia. Cuando uno pregunta a un creyente por qué cree, los “argumentos” que presenta son racionalizaciones, no razonamientos. Lo que más valoran los creyentes de sus religiones son la comunidad, el propósito o significado que obtienen para sus vidas, el sentido de pertenencia en y continuación de una comunidad o tradición, esperanza para lo que pudiera haber después de la vida (o añoranza de lo que hubo antes, en algunos casos) o en ocasiones una “explicación” para un evento impactante en sus vidas.

Esto pareciera a primera vista mantenerse a distancia de los descubrimientos y explicaciones que aportan las ciencias “duras”, pues éstas supuestamente se preocupan por describir lo que es, mas no lo que debería o pudiera ser. Sin embargo, hay creencias religiosas específicas que, de ser ciertas, deberían verse respaldadas de algún modo por observaciones en el mundo físico que estudian las ciencias. De hecho, este es el punto de vista de la teología natural, que busca encontrar evidencia de Dios en la naturaleza, tal que incluso un no-creyente estaría de acuerdo que esa evidencia realmente está ahí, y que la mejor explicación para ella es un dios con las características que el teólogo propone.

Entonces, lo que quiero hacer es un recuento panorámico de la ciencia que se cruza en el camino de lo sobrenatural y, específicamente, lo divino. No pretendo que esta sea una exposición exhaustiva de la no-existencia de Dios, aunque necesariamente tocaré algunos de esos argumentos tangencialmente. Sí quiero dar una idea general de qué tiene que ver la ciencia con la cuestión de la existencia de Dios, para motivar a la exploración más profunda del tema.

Definiciones

No se puede hablar claro sin definiciones y generalizaciones, y éstas son las que estaré usando de aquí en adelante:
Ciencia (RAE): conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente.
Otra definición expandida que propongo a modo de un “tip” es ésta: la ciencia es pensamiento crítico anclado a la evidencia. Esta definición tiene la bondad de capturar no solamente a las ciencias “duras” que ya todos conocemos, sino también a otras disciplinas que no son tradicionalmente conocidas como ciencias pero que aspiran a obtener conocimiento confiable para poder entender al mundo. En vez de hablar de “diferentes tipos de conocimiento” propongo pensar en lo que es conocimiento, lo que no, y ya. El pensamiento crítico anclado a la evidencia describe a las ciencias duras, pero también a la historia, la psicología, la sociología, la economía y otras disciplinas que procuran usar los mejores métodos para argumentar y documentar lo que saben y no saben (su estado de avance o éxito es otra cuestión que no alcanzaré a discutir aquí). No hay "distintas formas de saber", solamente está el saber y el no saber. Necesariamente, esto resulta en que hay cosas que no son conocimiento, aunque eso no necesariamente les quita valor (por ejemplo, las artes).

El pensamiento crítico consta de dos partes: un conjunto de habilidades y una actitud o disposición a aplicarlas judiciosamente. Las habilidades son la parte fácil: consisten en saber cómo armar un buen argumento y cómo reconocer uno malo. La parte difícil es ser consistente en la aplicación de estas habilidades a temas o personas que valoramos mucho, como nuestras familias, culturas, y nosotros mismos. (Para más sobre pensamiento crítico, ver por ejemplo a Boghossian, Peter: A Manual For Creating Atheists (2012) y otro artículo mío también.)

Cuando digo que el pensamiento crítico está “anclado” a la evidencia me refiero a que se razona a partir de, a través de, o para llegar a, la evidencia. Uno busca entenderla, predecirla o inclusive refutarla, pero a fin de cuentas en algún punto se debe tocar la tierra firme de la realidad, aunque sea para decir que la realidad es otra.

Evidencia, otra vez según la definición de la RAE tiene dos partes: 1) certeza clara y manifiesta de lo que no se puede dudar; 2) prueba determinante en un proceso. El sentido que estaré usando es más bien el segundo, agregando que no toda la evidencia es igual de buena. Por ejemplo, en una disputa de paternidad una sola prueba de ADN es más contundente que cualquier testimonio.

Por último, en lo que sigue estaré tratando con un teísmo mínimo que se ajusta a la definición propuesta por teólogos como Richard Swinburne: hay un solo dios, que es una persona incorpórea (un espíritu), que es eterno, perfectamente libre, omnisciente, omnipotente, perfectamente bueno y que creó y sostiene todo aparte de sí mismo (Swinburne, Richard. The Existence of God, Oxford, 2004). El ateísmo, sin abundar en más complicaciones, es no creerle al teísmo.

Cómo Procede la Ciencia

En general, la ciencia avanza por un proceso de eliminación. Las ideas que tienen poder predictivo y explicativo sobreviven y las que no son descartadas. En el camino además se acumulan observaciones empíricas como la masa del electrón, la descripción de reacciones entre ciertos reactivos, los genomas de organismos, la existencia y temperatura de la radiación cósmica de fondo, dinosaurios, etcétera. Una vez que estos hechos empíricos—la evidencia—son observados y confirmados permanecen prácticamente para siempre.

Proyección a dos dimensiones de la radiación cósmica de fondo.

Lo que sí cambia con el tiempo son las explicaciones (o sea, las teorías) con las que entendemos e integramos esos datos en una visión coherente. Cuando nos encontramos con evidencia que no embona bien en una teoría, nos vemos obligados a revisarla y, de ser necesario, proponer una nueva. Ojo que aunque la teoría cambie, la evidencia sigue siendo la misma. Por ejemplo, a los planetas les vale si describimos sus órbitas en términos aristotélicos, newtonianos o relativistas—ellos siguen moviéndose igual.

La precesión de la órbita de Mercurio es fácil de explicar con Relatividad pero no con Mecánica Newtoniana.
Después de algunos cientos de años de práctica, la ciencia ha aprendido la lección de que los humanos no somos suficientemente inteligentes para entender al mundo solamente pensando. Debemos salir al mundo y comparar lo que pensamos con lo que realmente hay (hacer experimentos) y estar atentos a los sesgos conscientes o inconscientes que tenemos. Por esto, la ciencia ha implementado mecanismos de control de calidad que, si bien no son perfectos, a la larga resultan en aproximaciones cada vez mejores de lo que “realmente” hay allá afuera. Ha habido varias ocasiones en la historia en las que los científicos estuvieron confiados de estar próximos a terminar de descubrir y entender todo para luego toparse con que estaban muy, muy lejos de ello. Por esto, se ha llegado en la ciencia a una regla general de abstenerse de hablar de tener la Verdad o la Realidad, así con mayúscula, en favor de simplemente discutir lo más probable o lo que funciona mejor.

Sin embargo, por más pequeño que pudiéramos considerar el total del conocimiento absolutamente sólido que haya acumulado la ciencia, la cantidad de datos empíricos que la ciencia sí ha descubierto y las teorías que sí ha descartado ya son más que suficientes para hablar sin rodeos sobre muchas cosas, entre las cuales se encuentra lo sobrenatural.

Naturalismo vs. Dualismo

En las ciencias “duras”, el debate sobre lo natural y sobrenatural ya se terminó: el naturalismo ganó. Acudan a un congreso de física, química, biología, medicina o neurociencia y notarán que nadie menciona para nada a ningún dios ni espíritu mas que metafóricamente, si acaso. Esto no es una casualidad, y no se debe a que los científicos hayan evitado el tema o se dediquen “solamente” a explorar el mundo natural (esto es conocido entre algunos apologistas creyentes como “naturalismo metodológico”, que es la exclusión en la ciencia de las explicaciones sobrenaturales en principio). Se debe a que se han estudiado las alternativas sobrenaturales, encontrándose que son incoherentes y/o fácilmente refutadas.

Un breve ejercicio mental: 1) piensen en una explicación natural para algún fenómeno y que haya sido reemplazada por otra explicación, también natural, pero mejor. Con un poco de esfuerzo se les ocurrirá algo (ya mencioné la trayectoria de mecánica aristotélica \(\rightarrow\) newtoniana \(\rightarrow\) relativista, por ejemplo. Otro ejemplo es la biología de Lamarck cediendo ante la de Darwin). 2) Ahora, piensen en una explicación natural que haya sido reemplazada por una explicación sobrenatural mejor (no pueden). 3) Finalmente, antes de que siquiera termine de describir el siguiente paso ya pensaron en uno o varios casos de explicaciones sobrenaturales reemplazadas por otras naturales. Y notarán que una vez hecho este cambio, nunca se regresa.

No hace falta usar lo más reciente o sofisticado en la ciencia para ilustrar este punto. Tomemos al dualismo cartesiano, por ejemplo, según el cuál hay una separación entre lo físico y lo no-físico, digamos entre el cuerpo y el alma o, si prefieren, entre el cuerpo y la mente. Esta visión inmediatamente se encuentra con un problema básico: ¿cómo puede lo no-físico interactuar con lo físico? Por ejemplo, cuando describimos los movimientos de nuestro cuerpo en términos de fuerzas, momentos y masas, o el funcionamiento del cerebro según impulsos eléctricos y conexiones neuronales, ¿qué hace falta en nuestra descripción para incluir el efecto “mágico” de la mente sobre estos? ¿En cuál ecuación voy a poner al alma, pues? Cuando logramos resultados experimentales espectacularmente precisos en cuanto a la correspondencia de lo medido con lo calculado “en teoría”, y cuando esa teoría no incluye nada sobrenatural, ¿qué podemos concluir sobre su existencia?

Cuando se afirma que existen cosas sobrenaturales que interactúan con, o inclusive dirigen a las naturales, se está haciendo la declaración implícita de que la física, química, biología etc. que conocemos está mal o al menos incompleta. En cierto sentido esa última parte ya la sabíamos (por eso gente como yo tiene chamba todavía) pero el problema para lo sobrenatural no es solamente que depende para su supervivencia de refugiarse en lo que no sabemos, que es cada vez menos—es que lo que sabemos, por poco que pudiera ser, ya es más que suficiente para descartarlo. Por ejemplo, sabemos que la mente es una función del cerebro. Dañamos al cerebro y dañamos la mente. Alteramos al cerebro con ciertas sustancias y alteramos también a la mente. Si no, ¿cómo creen que funciona la anestesia?

Es sólo una película.
El dualismo se enfrenta también al problema de que multiplica las entidades lógicas innecesariamente. Sin el dualismo, tenemos un mundo físico que es extenso y complicado de entender, y habrá cosas que no podremos explicar tan fácilmente—tal vez nunca, inclusive. Con el dualismo tenemos lo mismo, y además una serie de entidades adicionales (dioses, espíritus, vibras o como les quieran llamar) que no ayudan a comprender al mundo físico, y que traen sus propios problemas y misterios. Por ejemplo, ¿hay física para los espíritus? ¿Puede un espíritu empujar a otro, por ejemplo? ¿Hay algún principio de conservación del momento para la ectoplasma? Si cuando la gente muere se va al cielo, ¿a qué distancia está? ¿Qué trabajo está haciendo el verbo “ir” en “ir al cielo” entonces? Si no hay una distancia como en el caso de un “lugar” físico, ¿qué sentido tiene hablar de alguien que “está” en un lugar que no es un lugar? ¿Qué significa que un ser no-físico como el alma “vaya” a un “lugar” al que no se puede ir, ni es un lugar? Si “ir al cielo” es una metáfora para lo que realmente sucede, ¿qué es lo que realmente sucede? Y si saben qué es lo que realmente sucede, ¿por qué no nos dicen? ¿Qué clase de “explicación” es ésta y qué ganamos con ella?

Aún hay más. Por ejemplo, la idea de libre albedrío que tiene mucha gente y que es vital para la teología depende crucialmente del dualismo. Si el dualismo es falso, como todo experimento hecho en la historia de la ciencia demuestra, entonces ese libre albedrío dualista no existe. Inclusive entre ateos la cuestión de si existe el libre albedrío o no es contenciosa, pero están de acuerdo en que el libre albedrío “mágico” producto del dualismo, según el cuál nuestras decisiones mágicamente están exentas de las leyes de la física, no existe—porque nuestros cerebros son objetos físicos. Los debates entre ateos suelen centrarse alrededor de la importancia o no de procesos cuánticos o al menos aleatorios al nivel cerebral, pero casi siempre los argumentos a favor son solamente juegos de palabras y, crucialmente, suelen ser argumentos desde la ignorancia.
Quien encuentre el libre albedrío por aquí, favor de pasar por su premio Nobel.
En forma más compacta.

Toda esta evidencia se puede extrapolar a dios mismo, por ejemplo cuando alguien dice que intervino para ayudar con algo como ganar un concurso. Gane quien gane, pierda quien pierda, los creyentes siempre se lo atribuyen a la voluntad de dios. Dejando de lado las razones por las que dios se pudiera inclinar a beneficiar a una persona u otra, ¿cómo podríamos distinguir un concurso donde dios influyó el resultado de uno en el que no? ¿Cómo puede distinguirse entre algo que existe pero no se manifiesta nunca, y algo que simplemente no existe? Cuando se hacen estudios serios como el de Benson en 2006, en el que gente en una condición médica seria recibe oraciones por su mejoría, y cuando los resultados son negativos (no hay diferencia entre los pacientes que reciben oración y los que no), ¿cómo debemos interpretar ese resultado? Es un ejemplo claro de un agente sobrenatural que se pone a prueba y no la supera. Dejando de lado por el momento qué nos dice esto de las cualidades teístas comúnmente atribuidas a dios, volvemos a la pregunta: ¿cómo distinguir entre lo indetectable y lo inexistente?

Por qué estamos aquí

Hubble Deep Field.
Nuestro universo observable tiene, hasta donde sabemos ahora, no menos de 7x10²² estrellas, repartidas en unos 100 mil millones de galaxias. Nuestra propia galaxia tiene alrededor de 100 millones de estrellas, de las cuales el Sol es relativamente mediana y en una posición media, con respecto al centro.  Viajando a la velocidad de la luz (300,000 km/s), la estrella más cercana está a cuatro años de distancia y el tiempo que tardaríamos en cruzar la galaxia de un extremo a otro es de unos 100 mil años. Hablando de distancias, el tiempo que nos tomaría  recorrer el universo observable que mencioné al principio es de unos 90 mil millones de años, de nuevo a la velocidad de la luz.

Esquema de la evolución del universo (Wiki)

En nuestro propio planeta la vida surgió hace no menos de 3,500 millones de años, según fósiles de microorganismos encontrados en fuentes hidrotermales. Durante los primeros 2,000 millones de estos años, no hubo más que bichos unicelulares y las primeras plantas terrestres aparecieron hace unos 450 millones de años, seguidas de los primeros animales terrestres hace 400 millones. Los dinosaurios se extinguieron hace unos 65 millones de años, oportunidad que entonces aprovecharon los mamíferos y algo que ya parecía un homínido se podía encontrar hace unos 6 millones de años.

Cronología de la vida comparada con el universo (Wiki).
En fin, ya saben el punto de esta cronología—o tal vez no. Sí, obviamente esto no embona con las visiones más literales de las diversas escrituras, pero eso no es el punto que quería hacer. Lo que sí quisiera es comentar cómo cada paso de lo anterior, y muchos más que omití por cuestiones de espaciotiempo, “embona” bien en el naturalismo. Hay procesos y patrones naturales que se van desenvolviendo a distintas escalas de tiempo, algunos son físicos, otros químicos, otros más biológicos. Seguro, nos faltan detalles, pero eso es de esperarse bajo un escenario naturalista en el que somos animales tratando de entender el Cosmos.

Si un agente divino, digamos un dios como el del teísmo mínimo que consideramos, fuera a diseñar un universo, ¿qué hubiera hecho diferente? En este punto la teología suele hacer todo lo posible por asimilar la mejor ciencia y tratar de hacerla reflejar lo que su dios hubiera hecho. (Noten que esto implícitamente establece que la religión se valida con la ciencia, porque concede que ésta última es la que rifa y no al revés.) Una vez que un dato aportado por la ciencia se solidifica, los teólogos se apuran a decir que todo es tal y como ellos habían dicho desde el principio, solo que realmente nunca lo dijeron. Para ser justos, algunos teólogos como el anteriormente mencionado Swinburne creativamente se safan de esto diciendo que, claro, lo que resulte científicamente correcto es lo que su dios hizo. Qué conveniente.

Ahora podemos, entonces sí, llegar al tuétano de la plática: no hay evidencia de una intención en nada de lo que ha descubierto la ciencia acerca del mundo natural. Si vamos a señalar lo adecuado que parece nuestro hábitat para que pudiéramos vivir y mantenernos en él, entonces tenemos que hacer una pequeña inversión de lógica y preguntar qué es más probable: ¿que el universo es como es porque así iba a ser de todos modos, y que nosotros nos adaptamos (por un mecanismo que ya todos conocemos), o que todo este desperdicio de espacio, vida y energía haya sido para nuestro entretenimiento? De nuevo, el primer escenario es fácil de absorber en el naturalismo, pero en el teísmo uno se tiene que preguntar por qué, si Dios es un agente perfectamente libre que todo lo puede hacer, escogió un camino donde su presencia fuera tan redundante. Insisto: ¿cuál es la hipótesis nula que propone el teísmo ante lo que sabemos del origen, estado actual y futuro de nuestro universo y nosotros mismos? ¿Cómo hubiera sido diferente un Cosmos sin Dios y, más importante aún, cómo lo saben?

Me lo robé de un artículo reciente en Quanta.
Si el teísmo va a proponer un universo natural, y adicionalmente un dios eterno que lo creó y lo sostiene, ¿qué logran explicar que no se explica si simplemente el universo mismo es eterno y ya? Aquí es donde entran los argumentos cosmológicos y teleológicos estándar, pero hay que recordar dos cosas: 1) que estos argumentos cambian según la ciencia, escogiendo a conveniencia lo que pudiera inclusive remotamente favorecerles e ignorando lo más obvio si es necesario; 2) que últimamente son argumentos inductivos que sugieren a dios como una posibilidad, no un teorema, y que dependen—como siempre—de nuestra ignorancia. Hay modelos cosmológicos cíclicos, de inflación eterna, abiertos, y todo tipo de combinaciones y variaciones. Todos embonan con los eventos básicos que sí observamos, pero tienen implicaciones físicas muy distintas. Sin embargo, en el teísmo solo se toma en cuenta a unos pocos de estos modelos. (¿Por qué será?)

En cuanto al origen de la vida, la evolución ya provee un mecanismo plausible: una molécula que se pueda replicar y que pueda tener pequeña variabilidad al hacerlo basta. Las moléculas no se fosilizan, así que no es tan fácil encontrar evidencia de que esto fue lo que sucedió, aunque ya hay gente trabajando en eso. Pero pasar de esta explicación incompleta o insatisfactoria a decir que fue un “milagro” no es una mejoría. ¿Por qué esperó Dios 10 mil millones de años para prender la “chispa” de la vida? Si debía esperar a las condiciones ideales para hacerlo, porque estaba cumpliendo con un propósito mayor (presumiblemente crearnos a nosotros), entonces no es omnipotente, porque se atiene a las leyes de la física que dieron forma al Cosmos. Aún si él mismo creó las leyes, ¿cómo sabemos que el propósito fuimos nosotros? ¿No pudo crear leyes mejores? ¿Han considerado que tal vez a dios le gusta la pirotecnia alrededor de los agujeros negros, y una consecuencia secundaria de la física que los produce son algunos bichos como nosotros en algunos planetas? Si Dios es eterno o absoluto o como le llamen, y en algún momento por alguna razón creó la física que dio lugar a nosotros, ¿por qué no ahorrarnos un paso y plantear absolutos físicos y ya? Si Dios planeó todo para que estuviéramos aquí, ¿por qué su plan es idéntico a un plan donde no hay plan?

Simulación magnetohidrodinámica de un agujero negro hecha por el equipo de John Hawley en la Universidad de Virginia.

No hay ninguna señal alguna de propósito o intención personal en el mundo natural, salvo la de nosotros y algunos otros animales (como un gato que tiene la intención de matarnos). Durante 13,800 millones de años no estuvimos aquí, y todo indica que al unvierso no le importó para nada ni le importará cuando ya no estemos. Si parece demasiada coincidencia que cosas tan fregonas como nosotros estuviéramos aquí, consideren que el universo ha estado lanzando dados atómicos durante todo este tiempo—a algo le tenía que atinar, y probablemente ya lo hizo múltiples veces.

Las buenas y las malas

No hay evidencia ni lógica suficientes para pensar que estamos aquí por algo además de patrones en las leyes del universo. No hay evidencia ni lógica suficientes para deducir, o siquiera inferir, un agente divino que haya diseñado o causado el universo que observamos, ni que espere cosas de nosotros. No hay evidencia ni lógica suficientes para pensar que haya algo después de la muerte, ni mucho menos para evaluar si será mejor o peor que lo que vivimos aquí y ahora. Sí hay una abundancia de evidencia de que el universo opera según leyes naturales y comprensibles, y de que los humanos inventan cosas con tal de no quedarse callados mientras (algunos de ellos) llegan a la comprensión. El Cosmos está hecho de partículas fundamentales que viven en el espaciotiempo y las cosas que pueden emerger de sus interacciones. No les importamos, porque no tienen la capacidad de reconocer la importancia, o la bondad, o la belleza.

Pero nosotros sí. Por accidente o inevitabilidad, ya estamos aquí. Si no hay una guía de cómo seguir adelante en este mundo, pues hagámosla. Existe una realidad y ya pudimos hacer con ella muchas cosas, algunas buenas y otras no tanto. Quedémonos con las buenas. Ya sabemos cuáles son. Hemos encontrado y descartado muchas cosas, pero no sabremos qué más podemos encontrar si no miramos. Algunas cosas serán útiles y otras no. Algunas cosas nos harán bien y otras podrían destruirnos. A diferencia de otros seres que han estado en este planeta hasta ahora, nosotros tenemos la oportunidad de decidir qué hacemos con él y con nosotros mismos. En una cadena de causas y efectos que se remonta al menos 13,800 millones de años, nosotros nos encontramos ante la posibilidad de entender cómo es que estamos aquí, y podemos usar ese conocimiento para seguir estándolo, si así lo queremos.



Recomendaciones:

1) Libro: Philipse, Herman: God in the Age of Science?, Oxford, 2012. Una queja constante de los creyentes es que a los ateos les falta sofisticación. Este libro demuestra lo contrario. Ojo: ¡no es para principiantes!

2) Si de veras les interesan los argumentos aquí hay para hartarse:



3) Un ensayo de Sean Carroll, Why (Almost All) Cosmologists are Atheists.

4) Peter Boghossian sobre la fe y "otras formas de saber" (~1.5 hrs.):


5) Sean Carroll sobre el Naturalismo (~10 min):

6) Sean Carroll vs. William Lane Craig (~2 hrs):




Nota Post-mortem
No se puede razonar con la gente religiosa. Si se pudiera, ho habría gente religiosa.
—Dr. House
Aunque el actor Hugh Laurie es ateo, eso no necesariamente significa que está de acuerdo con la frase anterior de su icónico personaje. Eso es bueno porque, en general, la frase está equivocada. La gente que lleva en esto de la divulgación de escepticismo y/o ateísmo muchos años más que yo tiene miles de miles de cartas (usualmente virtuales) de gente creyente que evaluó los argumentos que se les presentaron y dejaron de creer. Una muestra pequeña la pueden ver, por ejemplo, en el sitio de la Fundación Richard Dawkins. No todo mundo responde a los argumentos al mismo ritmo y se necesita una variedad de estilos, estrategias y personalidades para poder encontrarse con cada creyente en donde él o ella esté y partir desde ahí. Pero una vez que se llega a ese punto, hay esperanza. Casi toda la gente sí puede ser persuadida con buenos argumentos y paciencia.

Ah, pero los que no… ¡cómo se esmeran en darle la razón al Dr. House! Es por esa gente que la cita, aunque técnicamente equivocada, sigue siendo graciosa.

A grandes rasgos la plática salió muy bien. La asistencia fue excelente (lamentablemente esto significó que mucha gente se quedó de pie, en los pasillos o afuera), todo estuvo en su lugar al momento que debía estar y, salvo un par de excepciones, los asistentes se comportaron con decoro y respeto. La sesión de preguntas también fue nutrida, aunque como era de esperarse el tiempo era poco y el tema daba para mucho, así que me encontré cortando las preguntas y comentarios de la gente, por más provocativos o halagadores que fueran. Como suele suceder, en el camino a casa se me ocurrieron las cosas que debí decir en lugar de las que dije. Esperé un par de días antes de escribir esto, para estar seguro de lo que quería agregar, si es que acaso. Al final me decidí por tres comentarios que quisiera hacer sobre unas preguntas específicas que hubo:

1)  Un compañero hizo la observación de que, si bien le gustó mucho mi presentación, no logré justificar su título. Tiene toda la razón. Como mencioné al principio, lo que quise decir pasó por varias mutaciones en el transcurso de que me comprometí al título Ateísmo: justo y necesario y de que por fin concreté el mensaje que, era mi intención, quedaría bien implicado por un bonito monólogo que había pensado para la última diapositiva, parecido al final del ensayo aquí arriba. Justo en la transición a esa última diapositiva, una señora muy alterada (y que ya había interrumpido a gritos antes a media plática, dejándonos pasmados brevemente) decidió que era su momento de invocar a toda voz a Dios, Jesús y el Espíritu Santo como explicación del por qué estamos aquí y cómo eso le daba sentido a nuestras vidas. La reflexión optimista e inspiradora que dejaría claro cómo se conectaba el contenido de mi plática con “justo y necesario” quedó algo mutilada y no me salió del todo bien. Lección aprendida: ejecuta o al menos define el contenido de la plática antes del título. Un título ideal hubiera sido La Ciencia es Atea.

2)  Otra compañera psicóloga mencionó que la falta de religión en la vida de las personas y el vacío existencial resultado de contemplar nuestra insignificancia dejaría a la gente sin sustento emocional. No formuló alguna pregunta hacia mí específicamente y yo tenía prisa por darle más oportunidad de preguntar a más personas. Le dí la palabra a ella porque acababa de cortar la pregunta/discusión de otra compañera (esto lo comento en el punto que sigue) y tenía prisa, así que acabé por tomar su aportación solo como un comentario y no respondí.

Lo que sí debí contestar es que ya hay millones de personas alrededor del mundo que vivimos sin creer en ningún dios y nuestras vidas siguen adelante, gracias. El número de ateos que “quisiera creer” pero no puede es minúsculo y lo que extrañan no es lo sobrenatural, sino las comunidades y familias que perdieron (o que los desterraron) cuando perdieron la fe, si es que alguna vez la tuvieron (yo nunca he creído, así que no sé lo que se siente dejar de hacerlo). Los ateos alrededor del mundo son gente con vidas plenas y muchas cosas que hacer—no necesitamos encontrar razones para evitar suicidarnos diariamente al estilo Camus, ni lamentamos la pérdida de la superstición que mantenía el orden moral al estilo Nietzche. Aprovechamos el tiempo que tenemos al máximo porque entendemos que la vida es frágil y este no es un ensayo para lo que viene después, sino que es el acto único y principal. Creo que en algún punto mencioné que esta visión se llamaría algo así como ‘bueno-ya-que-estamos-aquí-ismo’. Lección aprendida: detente a pensar si hay algo que contestar aunque no te hagan una pregunta con la puntuación indicada, "¿…?".

3) Una compañera musulmana inauguró la sesión de preguntas y aprovechó al máximo, soltando lo que en estrategias de debate se llama un Gish Gallop (no necesariamente lo estaba haciendo a propósito). Esto consiste en decir un montón de cosas o preguntas rápidamente, dejándole la responsabilidad al oponente de refutarlas todas y, si no lo hace, cantar victoria. Como es más fácil y rápido decir cosas que explicar por qué esas cosas están mal, esto lo deja a uno en desventaja de parecer lento, confundido por las preguntas o simplemente de no saber qué decir. El problema no fue ese—en cierto modo estoy acostumbrado y me ha pasado antes. El problema fue que, para mi desgracia, ella inició sus comentarios declarando así nomás que yo no había leído suficiente (el Corán, las Hadith y la Sunna, me imagino) y por eso yo decía las cosas que decía. Esto fue sumamente desquiciante para mí, pues aparte de que estoy familiarizado con los textos islámicos y la religión en general, ahora resultaba que telepáticamente ella concluyó que no. Contesté las preguntas que hizo punto por punto (aunque inmediatamnte después de cada una ella hacía otra, continuando con el galope) y acabé por cortarla en favor de pasar a otra persona. Otros asistentes del público siguieron discutiendo con ella, pero ya no supe en qué quedó todo porque le presté mi atención a la psicóloga del punto anterior.

Sus preguntas se centraban en malas representaciones de la cosmología actual y en la idea de que el Corán supuestamente anticipa conocimiento científico, incluyendo al Big Bang (que se decidan de una vez, ¿no? Por un lado dicen que la cosmología moderna tiene ideas absurdas (“ustedes creen que todo apareció de la nada”) y por otro dicen que claro, eso es lo que ellos han estado diciendo todo el tiempo). Esto es ridículo (ver las referencias de abajo) y, aunque lo que expliqué de cosmología era correcto y respondía directamente a sus preguntas, otras respuestas hubieran sido mejores.

Por ejemplo, pude haber dicho que, si vamos a contar las "predicciones" acertadas de un texto religioso como puntos a su favor (véanlas, verán que convenientemente son tan ambiguas que pueden "predecir" lo que sea), entonces debemos 1) considerar las "predicciones" de otras religiones como puntos a su favor también; y 2) debemos considerar las predicciones fallidas y contradicciones en los textos como puntos en contra, además de preguntar por todas las cosas que no fueron predichas o explicadas para nada. Por ejemplo, en los Vedas de los hindús se habla de que el universo tiene millones de años de antigüedad. Les falló por un factor de mil, pero ellos también lo presumen como una anticipación de la ciencia. Si de veras su tiempo y masoquismo les alcanza para meterse en esto del islam y la ciencia, con esto tienen para rato:

https://infidels.org/library/modern/theism/islam/
https://infidels.org/kiosk/article/predicting-modern-science-epicurus-vs-mohammed-362.html
http://www.skepticsannotatedbible.com/quran/
https://infidels.org/library/modern/richard_carrier/islam.html
https://infidels.org/library/modern/denis_giron/islamsci.html
https://mm-gold.azureedge.net/Articles/super_scientific_scriptures.html
https://rationalwiki.org/wiki/Qur%27anic_contradictions
https://kafirgirl.wordpress.com/archive/

...y el genial podcast de los Secular Jihadists.

Lección aprendida: identificar el galop y no tener miedo a pensar dos segundos antes de contestar. Debí mantener desapego emocional (se dice fácil) porque no se trata de ganar, sino de tener una conversación productiva. Alternativamente, pude contestar con "¿Cómo sabes lo que he leído y lo que no?" Tip: la forma más rápida de hacerse ateo es leer por sí mismos las escrituras de las distintas religiones y el Corán lo pueden terminar en un fin de semana.

En fin, todo lo demás salió bien y parece que a la gente que sí le gustó la plática le gustó mucho. Como expliqué ahí, preferiría no salir de mi cubículo y/o mi casa a encontrarme con gente, pero el tema es importante y alguien tiene que decir lo que se tiene que decir.

Via SMBC comics.

2018-02-04

Estoy vivo


Escribir es para mí una labor cognitiva altamente demandante que requiere, primero, vencer la inercia de decidirme a hacerlo y, después, superar la frustración de no hacerlo tan bien o tan fácilmente como quisiera. La gratificación es ante todo personal, parecido a lo que uno siente cuando termina de lavar el coche uno mismo o cambiar la plomería del baño sin destruir la casa. A mí me importa y me siento muy chingón, pero casi nadie más siquiera se da cuenta. Procrastinar, en cambio, no requiere ningún esfuerzo y la gratificación es instantánea. Si además uno agrega una serie de tareas de prioridad alta, como ser papá y estudiar un doctorado, alemán y piano, tiene un costo alto dedicar horas y horas a sufrir de forma gratuita.

Por necedad, masoquismo, o una combinación de ambos, pienso persistir.

Hay algunos artículos y ensayos en fila para ser publicados en este mi humilde sitio, pero primero tienen que encontrar su camino a través de la fila de artículos y ensayos que logran ser escritos en primer lugar. Como un punto medio entre hacer nada o escribir algo sustacioso, opté en esta ocasión por degradar mi producción de un "artículo" a meramente un "post" donde doy señales de vida y avisos que pudieran o no ser de interés para los cuatro ávidos lectores que tengo. No sé cómo medir el éxito de este tipo de publicaciones, pero me dan un pretexto para escribir sin tener que pensar demasiado.

*   *   *

Primeramente, el viernes 2 de marzo daré una plática titulada Ateísmo: justo y necesario como parte de los Viernes de Ciencia en el Instituto de Astronomía y Meteorología (IAM) de la Universidad de Guadalajara (pueden agrandar haciendo clic):


El organizador de las pláticas, Alejandro Márquez (ojo que participa también) me volvió a invitar y de nuevo acepté. Como lo hice el año pasado, pienso aprovechar la oportunidad al máximo y hablar de cosas que considero importantes y que rara vez tienen un foro gratuito y accesible. Mi idea es cubrir lo básico del tema en cuanto a definiciones, estadísticas, otros "-ismos" relacionados (o no) con el ateísmo y, lo más importante, qué tiene que ver con ciencia. No es una plática sobre por qué dios no existe, aunque necesariamente tocaré algunos de los argumentos para ello que tienen que ver con ciencia (además, necesito material para llenar unos 30 a 40 minutos, no solo 15).

El año pasado ocurrió que la recepción "en vivo" de la plática fue muy buena y hasta recibí algunas felicitaciones de gente con la que hacía años no intercambiaba palabra. Me valió nuevas amistades, contactos e invitaciones, y en general el saldo neto fue favorable. Sí hubo, como supongo que habrá ahora, críticas de las típicas que recibe quien habla del tema con un punto de vista desfavorable para la religión. Hace casi 10 años ya, en un debate contra el nefasto Chris Hedges, Sam Harris identificó las tres maneras de salir a la defensa de la religión: 1) defender la verdad de alguna o varias religiones (ya casi nadie lo hace porque significa quedar en ridículo); 2) defender la supuesta utilidad de alguna o varias religiones, dejando de lado su veracidad; y 3) hacer todo lo posible por descalificar al ateísmo.

En los años posteriores ha surgido, y me ha tocado ya vivir un poco desde mi plática del año pasado, la cuarta estrategia: quejarse de que se discuta el tema en primer lugar y, como corolario, evitar a toda costa discutir el contenido de lo que uno dice y concentrarse en ataques ad hominem que siempre son una variante de "¿Y quién es él para hablar de ese tema?" Siempre a mis espaldas, por supuesto. No sé qué esperar esta vez pero ya estoy preparando el contenido de la plática y espero publicar una versión escrita aquí como lo hice para mi participación del año pasado. En fin, me preocuparé cuando presenten un buen argumento y no solamente un berrinche.

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Abandonar las redes sociales ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en los últimos años. Me distraigo menos, estoy menos irritable, pienso mejor de los humanos que me rodean y mi ansiedad en general ha disminuido. Me informo visitando directamente las páginas que solían interesarme de todos modos y a través de subscripciones a circulares por correo y muchos, pero muchos podcasts. También he agregado unas capas más de aislamiento que me han resultado, como quitar la aplicación de correo de la pantalla principal de mi teléfono y hacer uso generoso de las funciones de silenciar y bloquear aplicaciones y personas (recomendación para usuarios Android: Should I Answer?).

Hablando de redes y publicaciones, el lector atento habrá notado que este sitio tiene una página asociada en Facebook y quizá esto amerite una aclaración. Bien, pues resulta que la mayor parte de los lectores que dan con mis artículos lo hacen a través de esa plataforma y, cuando cometí mi suicidio digital, la preservé. Seré  masoquista, pero no tonto. Sí, Facebook requiere que haya una persona "real" administrando la página, por lo que tuve que crear una cuenta personal dedicada exclusivamente a ello—una cuenta sin contactos, amigos, publicaciones ni nada. Esa cuenta "boba" tiene la privacidad puesta en el nivel máximo y nadie puede siquiera buscarme para mandarme solicitudes de contacto, amistad, ni nada. Soy más difícil de contactar, pero eso me beneficia más de lo que me perjudica. Cuando comparto artículos como este, lo hago a través del sitio/aplicación Buffer, que además me permite programar publicaciones automáticas sin tener que ingresar a Facebook.

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En la introducción mencioné una fila de artículos que quisiera escribir. Aparte de reseñas y comentarios como los que ya se encuentran en este sitio tengo otra idea con la que he estado entreteniéndome, que es producir una serie de artículos sobre física—no solo divulgación, sino educación. Quisiera hacer un puente entre el nivel divulgativo y el nivel técnico, y creo que tengo algunas ideas de cómo hacerlo. Se supone que mi área de especialidad es la física teórica y, más específicamente, la que concierne a la Relatividad General y la Teoría de Campo (el área de intersección entre éstas es mejor conocida como Gravitación Cuántica). Pero también hay muchos temas interesantes en la física más "mundana" y que creo que serían nutritivos para un público más general dispuesto a un poco de esfuerzo. Hay un trecho enorme entre lo último que ve de física la gente en la preparatoria y lo que se hace de manera profesional, y creo que a lo largo de ese trecho hay mucho espacio para hacer algunas paradas provechosas.

Otra versión de esta idea es hacer una especie de bitácora de mis propios estudios e investigación, que sería casi como hacer una versión "para dummies" del contenido de mi doctorado. Como obviamente no podría empezar tal cosa simplemente con "Consideremos una teoría de campo sobre una malla discreta y un lagrangiano dado por...", acabaría haciendo un repaso de mucha física en lo que lo puedo traducir a algo entendible. Todavía no he decidido ejecutar algo concreto, pero ya casi está lo abstracto.

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No tiene nada que ver con nada de lo anterior, pero he dado un par de pláticas sobre agujeros negros y apenas me encontré con las simulaciones relativísticamente correctas de Andrew Hamilton y su equipo en la Universidad de Colorado, y ahora me siento como un idiota por no haberlas encontrado antes. En fin, aquí está una para un agujero negro tipo Schwarzschild (perfectamente esférico, sin rotación ni carga). El horizonte de eventos se cruza aproximadamente a los 37 segundos:



También ésta animación de la región de acreción justo afuera de un agujero negro en rotación es muy bonita y es por parte de los colegas de Hamilton en la Universidad de Virginia:

Simulación magneto-hidrodinámica relativísticamente correcta de un agujero negro en rotación.