2017-04-10

El Centro de la Herradura: Un Manifiesto (A)Político



(2:52) A veces me refiero al mítico lugar conocido como el Polo Izquierdo. Igual que estando en el Polo Norte todas las direcciones son hacia el Sur, el Polo Izquierdo es el punto a partir del cual todas las direcciones son la Derecha. Toda opinión que no cumpla con esta ortodoxia es calificada de derechista, incluyendo personas que, por ninguna contorsión de la imaginación, pudieran ser ideólogos de cualquier tipo, mucho menos de derecha... (Steven Pinker)
Siempre he sido un tanto raro y de posiciones minoritarias. He tenido una cierta conciencia política, por así llamarla, desde que recuerdo. En casa mi familia tenía montones de enciclopedias y libros, y pasaba los fines de semana y buena parte de mis vacaciones leyendo todo lo que pudiera, aunque muchas cosas no las entendiera. Aún así no me rendía, y eventualmente regresaba a ciertos textos a hacer un segundo, tercer o enésimo intento de comprender y asimilar. Uno de estos libros fue una versión abreviada de El Capital de Marx. Inicialmente no tenía mucha curiosidad en tratar de leerlo, pero recuerdo que, si se mencionaba en los medios o quizá en una clase de historia en la escuela, parecía haber cierto tono despectivo hacia él (estuve en un colegio muy pirruris que se suponía era muy diverso y liberal, pero en la práctica era de gente rica de visión centro-derecha). Siendo de por sí el misántropo contrariador que siempre he sido, decidí que, si la mayoría de la gente despreciaba o incomprendía a Marx, quizá era un tipo que me agradaría.

No llegué muy lejos con El Capital a pesar de muchos intentos, pero me bastó para motivarme y buscar otras maneras de compensar por ello.  Juntando piezas de otras fuentes como enciclopedias y libros de historia que sí podía leer, logré darme una idea de lo que se supone que estaba en los escritos de Marx. La lucha de clases y el materialismo dialéctico me parecían temas remotos, pero para un ateo en la secundaria "la religión es el opio del pueblo" era una frase irresistible y me empapé lo más que pude de ellos, al menos para lo que puede hacer un muchacho de secundaria o prepa. Algunos años más tarde sí logré leer El Capital (de nuevo, una versión abreviada) y algunos ensayos de Marx en colecciones y antologías, y hasta entendí algunas cosas.

Llegué a la adultez joven con puntos firmemente "de izquierda" que, en el nivel de educación superior privada, resultaron ser más comunes aún si no fueran dominantes (cabe señalar que la educación universitaria privada en Guadalajara está sumamente polarizada entre instituciones de extrema derecha religiosa como la UP y la UAG, y de izquierda blanda como el ITESO, donde yo estuve). Para entonces mi visión política ya era relativamente firme, e incluía prácticamente todo el "paquete completo" de la agenda que pudiera llamarse "de izquierda". Como (obviamente) los medios tradicionales estaban al servicio del poder, optaba por informarme en medios nuevos, que en aquel entonces eran Democracy Now, The Young Turks y los inicios de la cadena rusa RT. Para mí, la idea de un buen fin de semana, aparte de leer y quizá jugar basquet, era ver horas y horas de charlas y debates con Noam Chomsky, Tariq Ali y Alexander Cockburn, entre otros.

Y luego llegó el movimiento—si pudiera llamársele así—del Nuevo Ateísmo por ahí de 2007 o 2008. La otra gran constante de mi vida como persona "rara" en Guadalajara era mi completo desprecio a la religión, y en la época dorada de YouTube era natural que me encontrara con Christopher Hitchens, Sam Harris, Richard Dawkins y Daniel Dennett por todos lados, y eventualmente seguí sus trabajos más allá de la crítica de la religión y hacia la ciencia y la política. Y ahí empezó la fricción y la disonancia cognitiva en mi cabeza.

Recuerdo bien el momento: fue en una charla que dio Chomsky. Alguien le hizo una pregunta al final, acerca del Nuevo Ateísmo. Y la respuesta de Chomsky fue, por ponerlo francamente, completamente abismal:


(02:00) Creo que son fanáticos religiosos. Ellos [Hitchens y Harris] creen en la religión del estado, que es la más peligrosa. Ellos son defensores de la religión del estado, esto es, la religión de que hay que apoyar la violencia y las atrocidades de nuestro propio estado porque se está haciendo por maravillosas razones, que es lo que se hace en cualquier estado y eso es solo otra religión, la religión de que los mercados saben qué hacer. No es algo a lo que le uno le reza cada semana, pero es otra religión y es muy destructivo. 
Ahora veo tantas cosas tan equivocadas en esa declaración y otras parecidas que he escuchado de Chomsky, que me llevaría otro artículo completo explicar cada una. En fin, lo que sí sabía en ese momento era que decir que el ateísmo o el activismo laicista es solo otra religión es una declaración profundamente estúpida que no haría alguien que supiera inclusive lo más básico del tema, y acusar a Hitchens o Harris de tener al estado como su religión era ridículo. Entonces pensé que, si Chomsky estaba tan perdido en este tema, ¿en qué otras cosas estará también completamente perdido? ¿Qué decía eso del liderazgo intelectual de la Izquierda? ¿Si Harris y Dawkins se identificaban as sí mismos como liberales y progresistas, y Hitchens repudiaba todo lo que le sonara a conservadurismo, eso dónde dejaba a Chomsky y compañía?  ¿Y todo esto dónde me dejaba a mí, en la guerra ideológica entre lo que (yo pensaba) hubiera sido una alianza natural entre fuerzas progresistas y escépticas? Poco a poco busqué otras maneras de informarme, valoré la opinión de otros expertos cada vez más, y busqué puntos de vista que no fueran simplemente gritarle "neoliberal" a todos los que tuvieran opiniones contrarias a la ortodoxia del Polo Izquierdo. Cuando empezó la guerra de artículos directa entre Hitchens y Chomsky, y después del (fallido) diálogo entre Harris y Chomsky, ya me consideraba apartado del Polo Izquierdo, pero al menos todavía estaba en el mismo hemisferio.
Actualmente politicalcompass.org me ubica en el punto rojo, firmemente en el cuadrante de Izquierda Liberal junto a Bernie Sanders.
En la práctica, si hago un recuento de mis posiciones en diversos temas, yo pensaría que todavía estoy en ese Hemisferio Izquierdo, cerca del Polo (véase la imagen de arriba). Pero me encuentro con que la gente que se dice pertenecer a él tiene una serie de posiciones inconsistentes que me hacen dudar si ese lugar siquiera existe, a pesar de ser una analogía tan útil. Por ejemplo, una posición popular en círculos de izquierda es la oposición al imperialismo. Bien por ellos. Entonces, pensaría yo, estarán en contra de la ocupación militar de un país por parte de otro a través de varias décadas, ¿cierto? Pero no, no estoy hablando de Palestina. Estoy hablando de Chipre, que ha estado bajo ocupación militar por parte de Turquía desde 1974, con todo y atrocidades y asentamientos ilegales. Curiosamente, resulta que en el polo izquierdo ni siquiera pueden ubicar a Chipre en un mapa (dudo que puedan ubicar a Israel tampoco, ya que andamos en eso). Cuando uno les explica la situación ahí, se encogen de hombros y balbucean tarugadas posmodernistas contra el colonialismo, pero solo el colonialismo blanco. Quizá piensan que el imperio Otomano, que se extendió de Iraq hasta Marruecos, creció gracias a su sabrosa cocina.

También estoy opuesto a la intervención de países que quieren extraer los recursos naturales de otros por la fuerza, inclusive llegando a masacrar o desalojar a los habitantes, o instigando guerras civiles entre la población mientras extraen todo el petróleo que pueden. Naturalmente, estoy hablando de la intervención de China en Balochistán, región minera paquistaní de donde los pobladores han estado siendo expulsados por el ejército paquistaní comprado por Beijing, al mismo tiempo del pillaje militarizado del petróleo de Sudán por los mismos chinos. (¿No era precisamente lo que esperaba, lector del Polo Izquierdo?) De nuevo, ante esto los hippies pacifistas están en silencio en el mejor de los casos.

(Por cierto, en ambas de estas posturas me he encontrado con que la consistencia en el apoyo a los valores democráticos y el respeto por la evidencia me han llevado a tener posiciones completamente contrarias a las de los habitantes del Polo en cuanto a Israel y EU, pero creo que eso lo explicaré en otro(s) artículo(s). Basta con decir por ahora que para mí la consistencia y los hechos parecen ser mucho más importantes que para los habitantes de esas latitudes.)

Todavía me faltan dos o tres más por leer.

La lectura de Christopher Hitchens en particular me llevó a expandir mi idea de lo que pudiera ser una visión política consistente, a favor de valores democráticos y sin relativismo moral de ningún tipo. Hitchens ha sido criticado por supuestamente pasarse de la izquierda al bando de los neoconservadores, cuando realmente lo único que pasó fue que se mantuvo consistente en sus valores pluralistas y ellos no. Si uno se opone a las dictaduras, pues se opone a todas, no solamente las que son respaldadas por ciertos gobiernos y no por otros. No poder intervenir en todos los desastres humanitarios no significa que no se deba intervenir en ninguno, y la no-intervención siempre favorece a los represores. El uso de la fuerza tiene su lugar. Si no me creen, pregúntenle a los miles de musulmanes salvados por la intervención de la OTAN en Bosnia en 1995, o al millón de Tutsis masacrados a machetazos en un menos de un mes en Ruanda cuando nadie intervino apenas un año antes.

A propósito de este último punto también he notado que el Polo Izquierdo, tanto nacional como internacional, se ha unido con el Polo Derecho en su apoyo a regímenes autoritarios (Castro, Assad, Putin), siempre que se perciban como opuestos a occidente. (¿Cómo se sienten los habitantes de estos dos polos de estar luchando lado a lado?) Esto me lleva a la teoría política de la herradura, en la cuál la exrema izquierda y derecha tienen puntos de vista más cercanos que la izquierda y derecha tradicionales y sobre todo más apartados del centro. En vez de pensar en la política como un espectro lineal que va de izquierda a derecha pasando por el centro, este espectro se dobla y los extremos se encuentran:


El deseo de "derrocar al sistema", las teorías de conspiración, el antisemitismo, el apoyo a dictadores asesinos y la falta de cultura histórica y política en general une a hippies y neonazis. No estoy diciendo que unos sean moralmente equivalentes unos a los otros, pero en muchos temas sí creen y quieren casi lo mismo. Y si lograran sus objetivos, los hippies relativistas serían los primeros fusilados por los fascistas.

Ahora, no soy un centrista en el sentido de que vea a la posición de extrema izquierda, luego a la de derecha, y concluya que la respuesta por lo tanto debe estar en el punto medio. A veces los puntos de vista extremos son los correctos, y lo que es extremo y moderado cambia con el tiempo. Hace cien años era una posición extrema abogar por el voto para las mujeres, por ejemplo. Pero me rehuso a pensar en términos de paquetes ideológicos "todo incluido" donde posturas completamente independientes se amontonen en una sola visión, supuestamente coherente. Por ejemplo, si yo sé la posición de alguien en torno a los transgénicos, eso no me debería decir nada acerca de lo que piensan acerca de la intervención militar. Y sin embargo, consistentemente la gente que se opone a lo primero siempre se opone felizmente a lo segundo también. Dejando de lado si tienen razón o no, esto demuestra que la gente tiende a pensar en grupo, en vez de simplemente pensar.

El mundo es más complicado de lo que cabe en un solo paquete ideológico "todo incluido", ya sea socialismo, capitalismo laissez faire, fascismo, anarquismo o lo que sea. En la medida posible, trato de ver cada cuestión política o social en aislamiento y ver los argumentos a favor y en contra, y considerar la evidencia que respalda a cada uno. A veces hay conflictos con buenos y malos bien definidos, y a veces no. Marx tenía la razón en algunas cosas, y en otras no. A veces el libre mercado es la solución, y a veces no.  Por ejemplo, el socialismo, entendido como la toma del control de los medios de producción por el estado, nunca ha funcionado ni funcionará. (Si considera que tengo que poner una referencia para este hecho, usted realmente está perdido, estimado lector.) Por otro lado, los países que tienen sistemas de salud socializados (esto es, pagados con impuestos de todos con el gobierno como un ejecutor) tienen mejores resultados y a menor costo que los que tienen solamente el libre mercado de aseguradoras privadas (EUA, pues).

No estoy de acuerdo con todos en la izquierda o la derecha. Solo quiero ver un gobierno que promueva la igualdad y el avance científico.

Quizá tenga una ventaja en cuanto a que, por mi carácter misántropico esquizoide, el gusto que me da quedar bien con cualquier persona o grupo siempre es menor que el gusto que me da tener la razón, o al menos el gusto de buscar tenerla honestamente. Pero este no es el caso con otras personas, y la lealtad a la tribu, sea la que sea, parece siempre tomar precedencia sobre lo que debería ser lo más importante: la búsqueda de la verdad con tal de hacer lo correcto. Supongo que eso pudiera ser una especie de eslógan útil para describirme, aunque suena un tanto soberbio (de nuevo, no soy relativista, pero estoy bien consciente de cómo le sonaría a un relativista, y es lo primero que van a decir). Pensé en el término "realismo", pero ya está saturado en todas las áreas de conocimiento humano y de nuevo promueve la falsa impresión de que pretendo tener todas las respuestas, así que eso no mejora la situación. Así que lo mejor que se me ocurre es volver a la teoría de la herradura política y ubicarme en el centro, pero así:
Como dice el dicho: Si la política no te interesa, de todos modos tú le interesas a la política. Más vale entenderla como realmente es, y no como uno quisiera que fuera.

ACTUALIZACIÓN 24 de junio de 2017: tomé otro "test" político distinto al que cité arriba, y me dio prácticamente lo mismo: liberalismo social.