2015-10-28

Etiqueta para no-diabéticos


La empatía es definida, en alguna de sus muchas instancias, como la capacidad de ponerse en la situación de otros y poder pensar y sentir lo que ellos.  La intuición que todos tenemos es que esto es bueno—y en gran parte lo es—pero tiene excepciones interesantes en las que no abundaré en este caso.  Más interesante es cuando se da por hecho que la empatía es buena, se procede a intentar ser empático—y se fracasa.  El gran ensayista Christopher Hitchens vivió esto unos meses después de ser diagnosticado con cáncer de esófago hace unos años, en la forma del siguiente encuentro con una lectora en una firma de libros:
    Ella: Siento mucho escuchar que está enfermo.
    CH: Gracias por decir eso.
    Ella: Un primo mío tuvo cáncer.
    CH: De veras siento oír eso.
    Ella: [Mientras la fila tras ella se alarga.] Sí, en su hígado.
    CH: Eso nunca es bueno.
    Ella: Pero desapareció, después de que los doctores le dijeron que era incurable.
    CH: Bueno, eso es lo que todos queremos.
   Ella: [Con aquellos más atrás de la fila ahora mostrando señales de impaciencia.] Sí. Pero luego regresó, mucho peor que antes.
    CH: Oh, qué horroroso.
    Ella: Y luego se murió. Fue agonizante. Agonizante. Pareció tomar una eternidad.
    CH: [Empezando a buscar palabras.]...
    Ella: Claro, él fue un homosexual toda su vida.
    CH: [No logrando encontrar las palabras, ni queriendo sonar estúpido diciendo “Por supuesto.”]...
    Ella: Y toda su familia lo desheredó. Murió prácticamente solo.
    CH: Vaya, la verdad no sé qué decir...
    Ella: En fin, quería que supiera que yo entiendo exactamente por lo que usted está pasando.

EmbarrassmentClaro, no todos los encuentros son así de cómicamente inapropiados, pero éste sirve para ilustrar que hay cosas que uno simplemente no puede simular en su mente de manera confiable sin haberlas vivido uno mismo.  La intención puede ser buena, pero se puede provocar todo tipo de desmanes en las emociones de la persona que supuestamente está recibiendo el “apoyo”.  Distintas personas tienen distintos grados de sensibilidad y paciencia cuando se trata de exponer su situación a otros, sea ésta una enfermedad crónica o psiquiátrica, o tal vez orientación sexual, política, equipo de futbol o lo que sea.  A lo largo de mi vida me he encontrado constantemente en una posición minoritaria en cierto número de ámbitos, con distintos grados de incomprensión y ostracismo por parte de gente que cree que entiende mi situación y punto de vista, pero realmente no están ni siquiera en el mismo planeta.  En el terreno de las enfermedades crónicas no me he quedado atrás.

*   *   *
A continuación viene una lista de breves consejos acerca de cómo tratar con un diabético tipo 1 (DT1).  La mayoría se pueden trasladar a otros padecimientos crónicos de manera inmediata (la diabetes tipo 2 es el caso más obvio, aunque hay diferencias importantes), pero otros requieren algo de adaptación si se quieren aplicar a otras condiciones.  La lista está inspirada en guías como las que se encuentran aquí: 1, 2.

1.  Un DT1 puede, en principio, comer y tomar lo que sea.  Todos los carbohidratos—dulces, cereales, pastas, pan, tortillas, pasteles, arroz, pizzas, papas, refrescos, tamales, galletas y muchas cosas más—acaban convirtiéndose en glucosa cuando son metabolizados (con algunas consideraciones especiales en torno a la fibra).  La insulina es la hormona que permite a esta glucosa entrar a las células y ser usada como combustible. En una persona sana, el páncreas secreta insulina de manera automática.  En un DT1, las células responsables de este proceso han sido aniquiladas permanentemente por un cortocircuito del sistema inmune, por lo que es necesario inyectarla (no puede ser tomada porque no sobrevive el proceso digestivo).  Entonces, si nos ponemos la cantidad correcta de insulina, podemos comer toda la glucosa que queramos, en la forma que queramos. Pero…
 
TD1_22.  Nunca insistas en ofrecer comida a un DT1, a pesar del punto anterior. En la práctica, calcular la insulina necesaria para un alimento no es una tarea trivial e inclusive los DT1 más meticulosos y experimentados fallan constantemente.  La dosis a administrar es calculada tomando en cuenta los gramos de carbohidratos que contenga el alimento, ya sea por lo que marque la etiqueta (que muchas veces está mal), lo que estime el propio diabético (somos prácticamente nutriólogos honoríficos) o lo que se haya aprendido a base de prueba y error. Otro factor es la rapidez con la que se puede digerir el carbohidrato en cuestión (no es lo mismo un chocolate que un arroz frito). También hay que tomar en cuenta las condiciones de estrés, enfermedad o menstruación, según apliquen; el ejercicio, distinguiendo entre el aeróbico y anaeróbico; la hora del día, porque distintas hormonas del ciclo circadiano (cortisol, por ejemplo) pueden interferir con la eficiencia de la insulina; los medicamentos varios que uno pudiera estar tomando para otra cosa; el alcohol, si se va a consumir; la insulina residual que quedó activa de la última dosis; y el nivel de glucosa en sangre al momento de inyectar.  Con demasiada insulina uno puede acabar desmayado, en coma o muerto; con demasiado poca se crea daño a los órganos a largo plazo, además de poder quedar en coma o muerto.  Entonces, si un DT1 prefiere no meterse en problemas con un alimento en particular, probablemente tiene una buena razón.

3.  Nunca le “expliques” a un DT1 su padecimiento.  Lamentablemente, vivimos en un país todavía sumergido en ignorancia, superstición y pseudociencia.  Peor aún, parafraseando a Bertrand Russel, los idiotas son los más seguros al momento de hablar y actuar.  Este punto llevaría varias páginas explorar a fondo, pero la idea es que, en general, todo lo que la gente cree saber de la diabetes está mal.  Si estás ante un DT1, ponerte a hablar de las causas y tratamientos de la diabetes es como conversar con un judío acerca del Holocausto, o acerca del racismo con un negro; más vale que vengas bien informado.  No son situaciones moralmente equivalentes, pero intelectualmente sí (véase el diálogo en la introducción).  Por ningún motivo digas alguna burrada como “es porque comiste mucha azúcar” o “pero no te ves gordo”.  Por otro lado, preguntarle al DT1 acerca de su enfermedad con apertura, sinceridad, buena fe o curiosidad genuina es siempre bienvenido, guardando todavía la analogía con los grupos antes mencionados.

4.  Mejor no preguntes cómo va el manejo de la enfermedad. Reconociendo las historias inspiradoras de gente que triunfa a pesar de ser DT1, la realidad es que la mayoría no lo logra, sobre todo a largo plazo.  Sí, hay quienes se las ingenian para correr maratones y vivir hasta los 90 años, pero por cada uno de ellos hay muchos más que desarrollan complicaciones pronto y/o mueren en poco tiempo.  El control de esta enfermedad es muy, muy difícil y desgastante. Si en un momento dado le preguntas a un DT1 cómo va, lo más probable es que le atines a un mal momento.  El DT1 ya tiene suficientes conversaciones acerca del manejo de su enfermedad con su médico y, cuando mucho, con su familia cercana. Si vas a abordar el tema de todos modos, al menos hay que tener el tacto que se ilustró en el punto 3.

T1D5.  No menciones curas, remedios milagrosos, ni caseros.  Si hubiera cualquiera de estas cosas, seríamos los primeros en saber.  El tratamiento efectivo consiste en controlar dieta, inyectar insulina y hacer ejercicio. Dependiendo de cada paciente, se pueden agregar algunos medicamentos para otras complicaciones, según determine el médico.  Los alimentos “sin azúcar” en general no sirven para nada, porque casi siempre contienen otros carbohidratos que acaban siendo azúcar de todos modos (ver el punto 1), saben a mierda y son más caros.  Los alimentos que no contienen carbohidratos en lo absoluto pueden ser prácticos porque uno se ahorra el cálculo explicado en el punto 2: se trata de las famosas bebidas “de dieta”.  No son bienvenidos nopales, leche de alpiste, factores de transferencia, homeopatía, naturopatía, reiki, imanes, teorías de farmacéuticas perversas ni otras chingaderas similares.

HumanPinCushion6.  Entiende las acciones de control que toma el DT1.  Imagina que cada vez que tuvieras que toser o estornudar tuvieras que ir a encerrarte a un baño o algún cuarto vacío, o que tuvieras que tomar antibióticos o jarabe para la tos a escondidas.  Yo no he sentido ninguna obligación de esconder mis medidas de glucosa, refrigerios de emergencia ni inyecciones, pero lamentablemente muchos otros DT1s sí lo hacen porque reciben comentarios o miradas incómodas cuando la necesidad los atrapa enfrente de otros.  Ser DT1 es ser un afiletero humano.  Hay piquetes, algodones, agujas, cánulas, dolor y sangre.  Ya con eso es suficiente.

7.  Nunca minimices la diabetes tipo 1.  Mi salud depende de la única compañía en México que vende microinfusoras de insulina y todos los insumos que van con ella.  Mis finanzas dependen de la compañía de seguros que paga (casi) todo a la primer compañía y ahora soy rehén de ambas de por vida.  Al paso de 5 a 10 piquetes al día entre glucometrías e inyecciones, he acumulado entre 6,000 y 12,000 piquetes en tres años y medio de ser DT1, además de análisis de laboratorio cada 3 meses y todo lo que falta todavía.  Las distintas estadísticas convergen en que mi esperanza de vida se redujo hasta 15 años al momento de ser diagnosticado—tal vez ni siquiera llegue a jubilarme.  Potencialmente, si no se reforma la legislación en cuanto a la muerte con dignidad, enfrento un fin lento, doloroso, humillante y desgastante para mi familia. Me esperan ceguera, amputaciones, neuropatía, gastroparesis, falla cardiaca e insuficiencia renal—pudrirse vivo.  Y yo soy de los afortunados: alcancé a vivir 29 años sin este escenario y tenía seguro de gastos médicos al momento que sucedió.  La mayoría de los DT1 son diagnosticados en su infancia o adolescencia y sin ningún seguro.  Entonces no, compararlo con cáncer u otras cosas “peores” no es de gran ayuda.

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DT1_3
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Más sobre mi diagnóstico (en mi blog anterior, del 2012) : Ni Gordo, Ni Viejo






2015-10-13

Lamento de un Matemático

Reseña de Lockhart’s Lament
Un músico tiene una pesadilla terrible.  En su sueño, se encuentra en una sociedad donde la educación musical se ha vuelto obligatoria. “Estamos ayudando a nuestros estudiantes a ser más competitivos en un mundo cada vez más lleno de sonidos.” Educadores, sistemas educativos y el estado se hacen cargo de este vital proyecto.  Se encargan estudios, se forman comités y se toman decisiones—todo sin el consejo ni participación de un solo músico o compositor profesional.

Como es sabido que los músicos escriben sus ideas en notación musical, estas líneas y bolitas negras deben constituir “el lenguaje de la música.” Es imperativo que los estudiantes sean diestros en este lenguaje si es que van a tener algún grado de competencia musical; de hecho, sería ridículo esperar que un niño pudiera cantar o tocar un instrumento sin haber formado cimientos robustos en la notación y teoría musical.  Tocar un instrumento y escuchar música se consideran temas muy avanzados—y ni se diga de la composición—y generalmente se posponen hasta la universidad, frecuentemente hasta el posgrado.

En cuanto a la educación primaria y secundaria, su misión es entrenar a los estudiantes a usar este lenguaje—menear estos símbolos de acuerdo a reglas establecidas: “En clase de música sacamos nuestro papel pautado, la maestra escribe algunas notas en el pizarrón, y nosotros las copiamos y las transportamos a otra tonalidad.  Tenemos que asegurarnos de tener las claves y armaduras correctas, y nuestra maestra es muy estricta acerca de rellenar las negras completamente.  Una vez tuvimos un problema acerca de una escala cromática y lo hice bien, pero la maestra no me dio puntos porque tenía las plicas apuntando para el lado equivocado.”

En su sabiduría, los educadores se dan cuenta que inclusive los niños más pequeños pueden recibir este tipo de instrucción musical.  De hecho, se considera vergonzoso que un niño de tercero no haya memorizado completamente su ciclo de quintas. “Tendré que conseguirle a mi hijo un tutor para música.  Simplemente no se aplica a su tarea de música.  Dice que es aburrido.  Solamente se sienta mirando por la ventana, tarareando e inventando canciones bobas.”

En los grados avanzados la presión realmente aumenta.  Después de todo, los estudiantes deben prepararse para los exámenes estandarizados y de admisión a la universidad.  Deben tomar cursos en Escalas, Modos, Métrica, Armonía y Contrapunto.  “Es mucho para aprender, pero cuando lleguen a la universidad y por fin escuchen estas cosas, apreciarán todo el trabajo que invirtieron en la prepa.” Claro, muchos estudiantes no se dedican a la música después, así que solo unos pocos llegarán a escuchar los sonidos que los puntos negros representan.  Aún así, es importante que cada miembro de la sociedad pueda reconocer una modulación dentro de un pasaje fugal, aunque nunca lo escuchen.  “La verdad, la mayoría de los estudiantes simplemente no son buenos para la música.  Se aburren en clase, sus habilidades son terribles y sus tareas son ilegibles.  A la mayoría no le pudiera importar menos el papel de la música en el mundo actual; solo quieren tomar lo mínimo requerido para pasar sus cursos y terminar con eso.  Supongo que simplemente hay gente musical y gente no musical.  ¡Pero una vez tuve una alumna que era sensacional!  Su notación era impecable—cada nota en el lugar correcto, perfecta caligrafía, sostenidos, bemoles…simplemente hermoso.  Algún día será una artista ejemplar.”

Despertando en medio de un sudor frío, el  músico se da cuenta, agradecido, de que fue solo un sueño loco. Por supuesto, se consuela, ninguna sociedad reduciría una forma de arte tan hermoso y significativo a algo tan mecánico y trivial; ninguna cultura podría ser tan cruel con sus niños y robarles de un medio tan satisfactorio de expresión humana.  ¡Qué absurdo!
*  *  *
Y sin embargo, es así como se “enseñan” las matemáticas a millones de niños y jóvenes alrededor del mundo.  Si uno le pregunta a una matemática profesional qué son las matemáticas para ella, contesta con palabras como creatividad, rigor, belleza, elegancia y simetría.  Pero si uno le pregunta lo mismo a un muchacho de secundaria, se topa con aburrimiento, confusión, memorización y tedio.  Los pocos alumnos que disfrutan de las matemáticas en ocasiones lo hacen por las razones equivocadas: no son realmente buenos para las matemáticas, sino que simplemente son buenos para seguir instrucciones que memorizaron.  Entonces se tiene un doble problema: alumnos que hubieran sido brillantes matemáticos se dedican a otras cosas, y alumnos que creen ser buenos matemáticos tienen un encuentro brusco con la realidad cuando por fin entienden de qué se trata el asunto.

El Lamento de Lockhart (Lockhart’s Lament) fue escrito en 2002 por el matemático Paul Lockhart.  A través de más de 20 páginas de apasionada argumentación, plantea la idea radical de enseñar matemáticas a los alumnos como realmente hacen matemáticas los profesionales.  Digo radical, porque cuando uno lee el texto de Lockhart, inmediatamente se tiene el reflejo instantáneo de que tal cosa no podría funcionar.

¿Pero es así? A nadie le preocupa que los alumnos tengan perfecta redacción, ortografía y vocabulario antes de leer Shakespeare en la preparatoria.  ¿Entonces por qué escondemos el verdadero razonamiento matemático de los alumnos a toda costa? No solo eso, sino que los problemas realmente interesantes que ocasionalmente se tratan en la educación elemental son oscurecidos y complicados innecesariamente en nombre de la “formalidad.”  Dice Lockhart:
Al concentrarnos en el “qué” y dejando de lado el “por qué”, las matemáticas son reducidas a un cascarón vacío.  El arte no está en “la verdad” sino en la explicación, en el argumento.  Es el argumento mismo el que le da a la verdad su contexto y determina qué es lo que realmente se está diciendo y qué significa.  Las matemáticas son el arte de la explicación.  Si se le niega a los estudiantes la oportunidad de participar en esta actividad—de plantear sus propios problemas, hacer sus propias conjeturas y descubrimientos, de equivocarse, de estar creativamente frustrados, de tener inspiración, y de armar sus propias explicaciones y demostraciones—se está negando las matemáticas mismas.  Así que no, no me estoy quejando de la presencia de datos y fórmulas en las clases de matemáticas.  Me estoy quejando de la falta de matemáticas en las clases de matemáticas.
¿Pero cómo se vería la enseñanza de matemáticas que Lockhart quisiera?  Nuevamente, pone un ejemplo tomado de uno de sus propios encuentros con alumnos de preparatoria.  En la sección “Geometría de Preparatoria: Instrumento del Diablo”, nos pide considerar el caso de un triángulo inscrito en un semicírculo:
Lockhart1
¿Se puede demostrar que los ángulos formados en los vértices marcados con puntos siempre son de 90°?  ¿Es esto obvio?
He aquí un caso en el que nuestra intuición está un tanto en duda.  No es del todo claro que esto deba ser cierto; inclusive parece improbable—¿no debería cambiar el ángulo si muevo el vértice? ¡Lo que tenemos aquí es un fantástico problema de matemáticas! ¿Es cierto? ¿Por qué? ¡Qué gran proyecto! ¡Qué buena oportunidad para ejercitar el ingenio y la imaginación! Por supuesto, no se le da la oportunidad a los estudiantes, cuya curiosidad e interés es inmediatamente desinflada por:
Teorema 9.5 Sea \( \bigtriangleup ABC\) un triángulo inscrito en un semicírculo con diámetro \( \bar{A} \bar{C}  \).  Entonces, \(\angle ABC\) es un ángulo recto.
Demostración:
1. Dibuje el radio \(OB\). Entonces \(OB = OC = OA\). (Dado)
2. \(m\angle OBC = m\angle BCA\) ;
    \(m\angle OBA = m\angle BAC.\). (Teorema de triángulos isóceles)
3. \(m\angle ABC = m\angle OBA + mOBC\). (Postulado de suma de ángulos)
4. \(m\angle ABC + m\angle BCA + m\angle BAC = 180\). (Suma de ángulos es 180°)
5. \(m\angle ABC + m\angle OBC + m\angle OBA = 180\). (Sustitución en línea 2)
6. \(2 m\angle ABC = 180\). (Sustitución en línea 3)
7. \(m∠ABC = 90\). (Propiedad de división equitativa.)
8. \(\angle ABC\) es un ángulo recto.
¿Puede ser algo más desagradable y poco elegante? […]  Ningún matemático trabaja así.  Ningún matemático ha trabajado así nunca.  Esta es una completa incomprensión de la empresa matemática.  Las matemáticas no son acerca de crear barreras entre nosotros y nuestras intuiciones, ni de hacer complicaciones de las cosas sencillas.  Las matemáticas tratan de remover los obstáculos a nuestra intuición y mantener las cosas simples como tales.

[…]

Compare el desorden anterior con un argumento creado por uno de mis alumnos de secundaria:
Lockhart2“Tomemos el triángulo y girémoslo para que haga una caja dentro del círculo.  Como el triángulo giró por completo, los lados de la caja deben ser paralelos, así que forma un paralelograma.  Pero no puede ser una caja chueca, porque ambas diagonales son diámetros del círculo, por lo que son iguales, lo que significa que es en realidad un rectángulo.  Por eso la esquina siempre es un ángulo recto. […] Como el triángulo giró medio camino a través del círculo, la punta debe quedar exactamente opuesta de donde comenzó.  Por eso las diagonales de la caja son diámetros del círculo.”
*  *  *

No estoy seguro si esta educación matemática funcionaría en el sentido que los administradores quisieran que funcionaran las matemáticas: que la gente sepa sumar, restar, multiplicar, dividir, calcular una propina, equilibrar su chequera, entender qué significa la tasa de interés en su crédito y más.  Pero Lockhart anticipa estas objeciones y más recordándonos que, como se enseñan las matemáticas actualmente, la gente no sabe hacer eso de todos modos.  Ni siquiera el objetivo de los administradores se está cumpliendo con el currículum actual.  Lo único que sucede es que los alumnos recurren a una calculadora de todos modos (¿y por qué no?), olvidan lo poco que aprendieron minutos después del examen y acaban odiando las matemáticas para siempre.  Que algunos pocos sigan adelante a carreras de matemáticas, física o ingeniería es un testamento de la belleza y atracción que logra filtrarse a través del sistema que lucha por ocultarla.

Lockhart también reconoce el rol de los maestros en todo esto: para él, son pobres diablos que les tocó entrar a una maquinaria que aplasta sus intentos de pedagogía real y los obliga a solamente preparar a los alumnos para el examen siguiente.  Además, la mayoría de los maestros que enseñan matemáticas ni siquiera son matemáticos:

La enseñanza no es acerca de la información.  Es acerca de tener una relación intelectual honesta con tus estudiantes.  No requiere ningún método, herramientas ni entrenamiento; solo la habilidad de ser auténtico.  Y si no puedes ser auténtico, entonces no tienes derecho de imponerte a niños inocentes.

En particular, no se puede enseñar a enseñar.  Las escuelas normales son una farsa.  Claro, puedes tomar clases en desarrollo infantil y eso, y puedes estar entrenado para usar un pizarrón “efectivamente” y hacer planeaciones de tus clases (lo cual, por cierto, garantiza que tu clase será planeada y, por lo tanto falsa), pero nunca serás un verdadero maestro si no estás dispuesto a ser una verdadera persona.  Enseñar significa apertura y honestidad, y una habilidad de compartir emoción, y un amor por aprender.  Sin esto, todos los certificados de educación en el mundo no te ayudarán, y con esto serán completamente innecesarios.
Como aderezo para su argumento, el autor incluye divertidos diálogos shakespeareanos entre personajes hipotéticos representando los distintos puntos de vista sobre lo que propone.  La mayor parte de las objeciones posibles a la propuesta se tratan en estos diálogos; Lockhart sabe bien qué es lo que propone y qué piensan los demás de ello.  Un ejemplo breve:
SIMPLICIO: ¿Pero cómo podrán las escuelas garantizar que sus estudiantes todos tengan el mismo conocimiento básico? ¿Cómo podremos medir sus habilidades?
SALVIATI: No podrán, y no lo haremos. Igual que en la vida real.  Ultimadamente hay que enfrentar el hecho de que la gente es diferente y eso está bien.  En cualquier caso, no hay urgencia.  Digamos que una persona se gradúa de la preparatoria sin saber sus fórmulas de ángulos medios (¡como si las supieran ahorita!). ¿Y qué? Al menos esa persona hubiera hubiera obtenido una idea acerca de qué realmente es la materia, y hubiera podido ver algo hermoso.
*  *  *
En el desarrollo de las matemáticas, se crea cierta maquinaria que resulta útil para resolver problemas prácticos. Pero eso no significa que de eso se traten las matemáticas. El método actual es como obligar a los estudiantes a pintar rejas y casas, decirles que es lo importante y práctico, y luego sorprenderse de que no les interese ir a una galería.  Más aún, se pretende dar la impresión de que así fue como Miguel Ángel pintó el techo de la Capilla Sixtina.  Claro que existe el lugar para la técnica, pero ésta se va desarrollando conforme es necesario en el contexto de problemas significativos.
Cuando las ideas se complican mucho la formalidad matemática y el arsenal de técnicas se vuelven necesarios para simplificar el pensamiento.  Pero no tiene caso introducirlos antes solamente para robotizar a los alumnos.  Algunos “datos” y “propiedades” importantes se van quedando simplemente por repetición, según se presentan en distintos problemas. Muchos otros son usados una vez y nunca más… ¡y eso está bien!  Los matemáticos y físicos no se saben todas las identidades trigonométricas tampoco, porque están ocupados pensando en cosas más interesantes y saben que las pueden consultar en un libro cuando se necesario.
Hay una profundidad que lo deja a uno sin aliento y una belleza que le rompe el corazón en este antiguo arte. Qué irónico que la gente descarta a las matemáticas por ser la antítesis de la creatividad.  Se están perdiendo de un arte más antiguo que cualquier libro, más profundo que cualquier poema, y más abstracto que cualquier abstracto. ¡Y es la escuela la que está haciendo esto! Qué ciclo tan triste de maestros inocentes causando daño a estudiantes inocentes.  Nos podríamos estar divirtiendo mucho más.

2015-10-04

Monsantofobia


En algunas personas es mayor el odio por las corporaciones que el amor por las personas.
-Dr. Kevin Folta

appleEs uno de los clichés más persistentes el señalar que la gente teme aquello que no entiende.  Pero el cliché persiste precisamente porque es cierto y no hay manera más sencilla de expresar su verdad; la historia está llena de gente bien intencionada poniéndose del lado equivocado de la historia por no querer molestarse en investigar o pensar demasiado.  Casi siempre, las cosas son más complicadas de lo que parecen y, en ocasiones, son completamente distintas a lo que se percibe a primera vista.  Aunque la educación suele ser un antídoto efectivo contra esto, hay ciertos puntos ciegos a los que gente relativamente educada sucumbe, particularmente en la llamada izquierda social.

La falacia naturalista


Solo porque las cosas son de cierto modo, o siempre han sido de cierto modo, no significa que así es como deberían ser.  Este es el famoso lema que formuló en primer lugar David Hume, en la forma de “no puedes derivar un debería a partir de un es”.  Sólo porque las cosas son de cierto modo en la naturaleza, no significa que así deberían ser.  La viruela, la polio y la lepra eran perfectamente naturales y nos deshicimos de ellas en cuanto pudimos sin pensarlo dos veces (bueno, la mayoría de nosotros).  Por si este punto no quedara claro todavía, invito al lector a considerar la siguiente secuencia de imágenes mostrando lo que hizo una garza con un lindo e inocente conejito que encontró en su camino:
Heron 1
Heron 2
Heron 3
Heron 4
Heron 5

La medicina moderna ha llevado nuestra esperanza de vida de 31 años a casi 70 tan sólo en los últimos cien años.  Esto es precisamente porque se han buscado maneras de sabotear los planes que la naturaleza tenía en mente para nosotros.

Transgénicos para principiantes


Desde el inicio de la agricultura y la domesticación de animales, los humanos hemos alterado lo que hubiera sido el curso natural de la reproducción de otros organismos.  Prácticamente todos los cultivos y animales domésticos que tenemos actualmente son el resultado de la cuidadosa manipulación de miles de genes a lo largo de cientos de generaciones.  La tecnología transgénica consiste en usar lo que se sabe acerca de los genomas de distintas especies de interés para acelerar este proceso, manipulando pocos genes a la vez (en lugar de miles) y así obtener resultados más allá de lo que se pudiera lograr solamente con selección artificial.

Los transgénicos han estado en uso desde hace más de 20 años.  Sus aplicaciones van desde la creación de fármacos hasta el desarrollo de alimentos que tienen mayor valor nutricional y requieren menos pesticidas y herbicidas.  Por si fuera poco, se avecina una crisis alimentaria todavía más aguda que la que se vive actualmente.  Tom Parret, de la revista Newsweek, reportó:

Las Naciones Unidas y los expertos dicen que habrá que duplicar la producción de comida para el año 2050, para el cuál se estima que la población mundial habrá aumentado de 7 mil a 9 mil millones de personas.  Eso está a solo 35 años de distancia, y no habrá más tierra arable para entonces.  De hecho, probablemente habrá menos.  Por ejemplo, se perdieron 73 millones de acres de tierra arable en EU entre 2002 y 2012, de acuerdo con el Departamento de Agricultura de EU (USDA); en los últimos años de sequía seguramente se han perdido aún más.  Mirando hacia delante, las condiciones para el cultivo solo serán más severas.

El hombre que prácticamente comenzó el activismo antitransgénico en los 90 por sí solo, Mark  Lynas, es ahora uno de sus principales defensores.  Su explicación, lectura obligatoria para cualquiera interesado en el tema, incluye lo siguiente:

Quiero comenzar con algunas disculpas.  Quiero que quede registrado, aquí y de frente, que quiero disculparme por haber pasado años denigrando los cultivos transgénicos.  Siento mucho haber ayudado a empezar el movimiento antitransgénico en los 90, y que al hacerlo asistí a demonizar una opción tecnológica importante que puede usarse para beneficiar al medio ambiente.

Como ambientalista, y como alguien que cree que todos en este mundo tienen derecho a la dieta sana y nutritiva de su elección, no pude haber escogido un camino más contraproducente.  Ahora me arrepiento completamente.

Así que se estarán preguntando—¿qué pasó entre 1995 y ahora que me ha hecho cambiar de opinión y venir aquí a admitirlo? La respuesta es sencilla: descubrí la ciencia, y en el camino me convertí en un mejor ambientalista.

El texto completo consta de más de 5000 palabras, y pueden verlo en forma de una charla que dio.  Otra versión más abreviada la encuentran aquí. Los puntos principales incluyen que insistir en cultivos “naturales” equivale a condenar a muerte a millones de personas; que no hay razones lógicas para preferir los métodos antiguos; y que las políticas públicas de los gobiernos han hecho que sea imposible para los pequeños productores competir con las grandes corporaciones, lo cual nos lleva al tema siguiente...

Monsanto


Una de las principales tácticas de grupos antitransgénicos, aparte de invocar la ya desacreditada falacia naturalista, es señalar que no existen suficientes estudios científicos acerca de su seguridad.  Eso es curioso, porque aquí hay 600.  No están precisamente escondidos.  La comunidad científica ha mantenido un consenso robusto de que son seguros para su consumo prácticamente desde que se empezaron a usar.  Al verse derrotados en el campo científico, los activistas cambiaron de táctica: atacar en el campo corporativo/social.

Monsanto es una de las corporaciones multinacionales más grandes del mundo, pero en el campo de la biotecnología tiene varios competidores, que nunca son mencionados, tales como Dow, Syngenta y Pioneer.  Los errores de comunicación y relaciones públicas de Monsanto están bien documentados, pero por sí solos se quedan muy cortos de explicar el odio que inspira en tantos.  Es de notar que la mayoría de los puntos señalados en contra de la corporación son simplemente falsos.  Aquí Manny Schewitz, de un sitio sumamente progresista, se atreve a molestar a algunos de sus correligionarios:

Frecuentemente escucharán acerca de cómo Monsanto demanda a agricultores por contaminación de sus semillas.  Sin embargo, de los cientos de miles de granjeros que compran semillas a la compañía anualmente, solamente han demandado a 144 entre 1997 y 2010, por violar sus derechos de patente o contratos con la compañía.  De todas esas demandas, solamente 9 han llegado a los tribunales y los fondos recuperados por Monsanto fueron donados.
Eso no es todo.  Más abajo uno encuentra esto:

Monsanto es vilificado por los grandes activistas orgánicos (sí, la industria orgánica es real y global, con un mercado de 63 mil millones USD) supuestamente por intentar hambrear o envenenar al mundo, pero han hecho mucho por combatir el hambre y promover la agricultura en el mundo en desarrollo, incluyendo países como Bangladesh.  Monsanto respalda la legislación para el etiquetado razonable de la comida, pero no está de acuerdo con las etiquetas propuestas por la industria orgánica, la cual intenta vilificar la tecnología transgénica a pesar de la falta de riesgos científicos.

Inclusive se le acusa a los transgénicos de provocar la muerte masiva de abejas, cuando la verdad es completamente distinta:

Los pesticidas neocotinoides (que no son un producto de semillas trans) han sido implicados como los posibles culpables del colapso de colonias de abejas, junto con varios parásitos y hongos.  También hay que señalar que la rotetona, un pesticida basado en la nicotina, ha sido usado por décadas en la industria orgánica y ha matado su parte de insectos polinizadores.

Los suicidios por parte de agricultores indios apenas valen la pena mencionar.  El mito es completamente inventado y está bien documentado, por ejemplo aquí.

La industria orgánica


¿Pero seguramente la gente tiene el derecho de consumir lo que quiera, no? Si después de todo esto, alguien se decide por “lo natural” existe la opción orgánica.  Lamentablemente, esto es solo una estafa, como nota Steven Novella en Science Based Medicine:

La supuesta superioridad de comida cultivada orgánicamente es un asunto aparte.  En una encuesta de 2003, 68.9% de los que compran orgánico dicen hacerlo porque lo consideran más sano (más que cualquier otra razón dada).  Sin embargo, cincuenta años de estudios no han producido evidencia alguna de que haya algún beneficio por consumir comida orgánica.  Así mismo, los estudios sistemáticos de la calidad nutricional de alimentos orgánicos no arrojan diferencias comparadas con alimentos convencionales.

Estos estudios están en acuerdo con los anteriores—los productos orgánicos no son más nutritivos ni sanos, pero sí más caros.
Y para rematar:
La agricultura orgánica sí usa pesticidas, pero solamente los “naturales”.  No hay evidencia de que estos pesticidas orgánicos sean menos dañinos para los consumidores o el medio ambiente.  Solamente se asume que así es gracias a la falacia naturalista.

Lo anterior, combinado con el hecho de que la mayor parte de la comida orgánica es producida por grandes compañías de la misma talla que Monsanto—y que buscan competir y desprestigiar a todo costo—es quizá la señal de ignorancia e hipocresía más grande del movimiento.

Conclusión


Como último recurso, los activistas antitransgénicos recurren a calumnias en contra de los investigadores y comunicadores involucrados.  Los científicos que están tratando de ayudar al público a entender el tema son acusados de estar vendidos y son sujetos a campañas de difamación y desinformación constante.  Esto es llevado a cabo por gente que lleva una vida cómoda y que no tiene que escoger entre comer o morir, sino simplemente entre comer bien o comer bien y pagar un poco más.  Estos activistas son ágiles para invocar a la ciencia cuando les conviene (digamos, en cuanto a cambio climático) pero incurren en el famoso doblepensar típico de las mentes con buenas intenciones, pero ultimadamente confundidas.

[ACTUALIZACIÓN 4 de Noviembre de 2015]: El doctor Kevin Folta ha anunciado que se retira indefinidamente de la divulgación científica, debido al hostigamiento por parte de los activistas anti-transgénicos.  Esto es sumamente lamentable; Folta era paciente, comprensivo, y siempre sincero.  Después de casi 20 años de abogar en pro de la ciencia y, sobre todo, en pro de la humanidad, el desgaste se acumuló al grado que considera que es mejor dedicarse a su investigación y sus alumnos.  Aquí el mensaje que dejó en redes sociales:

Folta

Hola a todos.  Seré breve.  Los ataques son incesantes, estoy bajo mucha presión en varios frentes.  Voy a tomar la oportunidad de desaparecer de la vista pública y enfocarme en mi laboratorio y mis estudiantes. Han sido tiempos retadores.  Aprecio su apoyo, estoy agradecido de sus deseos, pero esta batalla es despiadada y en un solo sentido, y creo que es lo mejor para mí dejar la conversación pública de la ciencia por el futuro previsible. Gracias.

Ejemplos de su bandeja de correo (cientos de estos cada día, además de redes sociales y eventos de divulgación) :

http://kfolta.blogspot.mx/2015/08/bringing-my-dead-mother-to-their.html

http://kfolta.blogspot.mx/2015/08/now-posting-in-craiglist.html


Enlaces útiles:
Dr. Kevin Folta, investigador y promotor de biotecnología:  http://kfolta.blogspot.mx/
Kavin Senapathy, comunicadora:  https://www.facebook.com/Ksenapathy?fref=ts